jueves, 12 de febrero de 2015

Mi amigo el limpiabotas

Javier es limpiabotas. Estas últimas semanas no para de salir en los medios de comunicación. Cuando lo conocí hace unos meses en casa de un amigo común, reconozco que me generó sentimientos contradictorios. ¿Cómo podía ser que una personas tan preparada, tan formada y con tanta experiencia estuviese limpiando zapatos en la calle Larios de Málaga? Imagino que no sería esa la ilusión de su vida. Sin embargo, su aceptación de la situación, y la búsqueda de la excelencia en lo que su presente le ofrecía, que no es otra cosa que limpiar botas, demuestran su sabiduría.
Javier en foto de Drew Kaplan @KaplanDrew
Hay gente que odia la vida que le ha tocado. Sus días se vuelven grises cuando no negros. No paran de maldecir su suerte, y reniegan de todo y de todos. Javier no es así. O al menos a mí no me lo parece. Ha hecho de su profesión todo un arte. Y hay gente que viene de todos los lugares del mundo, por muy difícil que parezca creerlo, a hablar con él mientras les limpia el calzado. Además Javier es consciente de que vivimos en un momento único. Antes, si no te gustaba lo que hacías o vivías, no tenías muchas alternativas: o te aguantabas o tratabas de cambiar de vida. Ahora el Universo nos ofrece la posibilidad de complementar nuestra vida real con una vida virtual. Y Javier está aprovechando esa oportunidad. ¡Y vaya si la está aprovechando! Se ha convertido en una especie de "Robin Hood" de las redes sociales, donando cuentas de twitter a países, regiones y municipios. Nadie diría que su vida es insulsa o vacía como limpiabotas.
Hay quienes piensan que las redes sociales son un "come-cocos". También los hay que usan un martillo contra sus semejantes, mientras otros hacen maravillosas obras de bricolaje o escultura con él. Lo determinante no es el "qué", sino el "cómo". Internet no es malo en sí. Es una herramienta maravillosa si la usamos con consciencia. Cierto es que algunos abusan mucho de ella, que para otros es una simple evasión o escapada, y que es importante gestionar bien su uso para no menoscabar el gran activo que es nuestra atención. Sin embargo, estoy convencido que es un gran regalo que permite que muchas personas de buena voluntad estén luchando por hacer de este mundo bueno, un mundo mejor. Nunca hubo una oportunidad como ésta. Gentes de toda raza y condición, trabajando juntos desde la lejanía de sus respectivas vidas en favor de un anhelo común.
Hay gente que nos pregunta cómo nos da tiempo a hacer tantas cosas, conocer a tanta gente interesante y estar metidos en tantos "fregados" con 3 hijos a los que atender: campañas de crowdfunding, ONGs, AMPAS de instituto y conservatorio, colaboraciones con los scouts, activismo de distinta índole, etc. Y parte del secreto está en la enorme suerte del momento que nos ha tocado vivir, que nos permite gozar de una azarosa y maravillosa vida virtual (mientras los niños hacen los deberes, por ejemplo) que complementa y enriquece enormemente nuestra maravillosa vida real. En cualquier otro momento de la Historia sería imposible. Es un auténtico privilegio vivir este presente.
Doy gracias por nuestra vida real. Doy gracias por nuestra vida virtual.

2 comentarios:

Marga dijo...

Un cuchillo usado para matar es un arma asesesina y, sin embargo: ¿qué seria de nuestro día a día sin cuchillos?
Pues con internet igual. Creo que solo gracias a esta herramienta, los ciudadanos han podido salir del yugo de los medios y organizarse.
De hecho, solo por que existen plataformas como este blogs, podemos expresar y compartir ideas. Y no lo digo solo por las razones ya expuestas por ti, sino porque se adapta al ritmo de cada uno de nosotros, haciendonos ahora más cercanos que dos vecinos a los que solo separan unos muros.

Ida dijo...

Pues sí...; hay que aceptar la situaciòn para no vivir rodeado de oscuridad. La expresiòn que más me gusta a mí es "surfear las olas", como decía en un libro de autoayuda que leí en uno de esos momentos oscuros.