Nos suelen llamar utópicos. Y quizás lleven razón. Pero a veces es bueno desafiar a las utopías y hacerlas realidad. Gota a gota se traspasa el latón. Gota a gota surgen bellas estalactitas en las profundidades de cuevas milenarias. Y gota a gota se pueden hacer imposibles, quizás porque nunca creímos que lo fueran.
Nosotros teníamos claro que teníamos que llamar la atención del político y del burócrata para nuestra reivindicación. Sabíamos que con marchas musicales lúdico-festivas, no iba a ser suficiente. Con eso no íbamos a doblegar a un Leviatán del tamaño de la Junta de Andalucía, con una estructura descomunal. Había que ir mucho más allá. Pero ni en nuestra propias filas nos entendieron muy bien al principio. Así que empezamos a hacer camino al andar con un reto enorme: llamar la atención sobre nuestro pequeñísimo problema, con ciudadanos cada vez más desmovilizados y menos participativos, incluso para cualquier reunión informativa.
A algunos políticos lo que les preocupa es que su imagen y la de su partido no se vean menoscabadas. Así que como familia creamos una petición en internet en la plataforma Change para recabar firmas de todos los lugares del mundo sobre nuestra problemática con la educación musical. Y a muchos funcionarios, lo que les preocupa es que técnicamente la propuesta sea viable. Por ello hizo falta desmontar el argumento manido de "en tiempos de crisis no se puede hacer nada" y tuvimos que elaborar un extenso informe de viabilidad que corroboraba nuestra visión. No fue fácil, porque estamos convencidos de que, para que te den la razón, realmente debes tenerla. Y para tenerla, debes procurar no perjudicar a otros. Por eso nos rompimos la cabeza en buscar una solución sencilla, razonable, justa, sin coste, y que se pudiera implantar en otros lugares. Bueno, bonito y barato.
Pero ése no era más que el comienzo. Ahora tocaba poner en marcha todo el tinglado. En octubre de 2013 creamos un boletín informativo y la campaña en Change; en enero de 2014 iniciamos el acercamiento a otras asociaciones de la provincia con el mismo problema para unir fuerzas; en abril logramos la aprobación de la Asamblea del AMPA y del Consejo Escolar a nuestro informe de viabilidad; en mayo la Junta de Personal Docente, agrupando a todo el profesorado de la provincia, respaldó por unanimidad nuestra petición; en septiembre creamos 5 grupos whatsapp para coordinar a los familias; se sucedieron decenas de apariciones en prensa, radio y televisión; en noviembre nos incorporamos a la Presidencia del AMPA para impulsar la petición a nivel institucional y nos reunimos con el Jefe de Planificación Educativa de la Delegación; en enero de 2015 nuestra petición es tramitada a Sevilla, y en febrero nos informan del "no"; nos planteamos abandonar: unas veces se gana...y otras se aprende; quizás aún no lo habíamos aprendido todo y tocaba continuar: iniciamos contactos políticos, y creamos una difusión por whatsapp con los políticos municipales para que todos estén informados igualmente y en el mismo momento; se logran mociones urgentes en varios Ayuntamientos de la comarca; en marzo llegamos al máximo escalafón y nos reunimos con el Consejero de Educación esperándole a la entrada de un mitin. Era campaña electoral, y hasta entonces nadie se había querido "mojar", aunque nuestra petición había superado todos los filtros jurídicos y administrativos. Era momento de hacer el triple salto mortal, y conseguimos un intermediario ante la Junta. Con no poco esfuerzo abarrotamos el salón de actos del conservatorio, para evidenciar que detrás de todo esto había muchos votos en juego. Los resortes políticos se movieron, y en mayo la Delegada de Educación anunciaba públicamente una prueba piloto en nuestro centro. Muchos cantaron victoria. Nosotros no. Era un paso clave, porque se habían retratado ante prensa, radio y televisión, y si daban marcha atrás tras las elecciones habría material suficiente para reclamar el compromiso adquirido. Y hubo marcha atrás. De mayo a septiembre cambió el titular de la Consejería, y se hizo un silencio sepulcral en la Junta de Andalucía y en nuestros intermediarios políticos. La consigna parecía ser clara: a ver si se olvida esta cuestión por el paso del tiempo y por puro silencio. De nuevo fue un momento crítico, en el que el desánimo rondó nuestras cabezas. Pero optamos por hacer ruido con una huelga general, con constantes presencias en los medios de comunicación, con varios vídeos reivindicativos que se convirtieron en virales, y con decenas de miles de tuits en las distintas campañas electorales de ese año. En octubre los periodistas le sacaron el problema a la nueva Consejera en una visita a la comarca en la que no fuimos recibidos, y anunció su decisión de postergar las enseñanzas musicales a un segundo plano. Abrimos conversaciones con el Defensor del Pueblo, y con varios parlamentarios en abril de 2016. Creamos un grupo whatsapp con parlamentarios de educación de todos los grupos políticos y redactamos un borrador de Proposición No de Ley (PNL) , que finalmente se presentó en el Parlamento en junio de 2016. El 29 de junio en un debate inédito por su elegancia y unanimidad, se aprueba la PNL que insta a la Junta a mover ficha. Dos semanas después la Consejera y el Director General vienen a nuestra comarca a reunirse con nosotros y anunciar la ejecución de lo que pedíamos.
Este resumidísimo itinerario estuvo jalonado de contratiempos y muy malos momentos. Y probablemente la clave para que finalmente hayamos vencido ha sido que no nos aferramos a un resultado ni a un plazo: fuimos aceptando y aprendiendo de cada paso y bofetada. E hicimos en cada momento lo que creíamos que tocaba, sin obsesionarnos con el resultado ni el paso siguiente.
Es importante que la causa sea justa. Es importante que beneficie al bien común. Y es importante hacerse sordo a los agoreros. Pero sobre todo es importante saber que los vencedores son soñadores que nunca nunca tiran la toalla.
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