sábado, 9 de septiembre de 2023

Regresos

Hace mucho que decidimos dejar de actuar como si la vida fuera un ensayo. A fin de cuentas, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años. Dicen que los cuarenta son la vejez de la juventud. Y que los cincuenta (en que algunos andamos ya) son la juventud de la vejez. Por eso toca vivir cada día como si fuera el último. Vivir el presente con intensidad, ese es el gran objetivo. Y cada vez evitamos más lo que nos distraiga de ello, incluidos los deberes autoimpuestos, como la regularidad en compartir nuestras reflexiones y posts. Disculpad por ello.

ebpilgrim en Pixabay
Desde mayo, esa vida ha sido ciertamente intensa en casa. Eva superó con éxito tanto el Bachillerato Internacional como el Bachillerato LOMCE, y tras la Selectividad, ha podido acceder a su primera opción para la Universidad: Ingeniería de Telecomunicaciones. Samuel sigue "flipando" en Física, y en unos días se va de Erasmus a Italia para este curso, trabajando en paralelo en la oferta que ha recibido para cursar el máster en EEUU el curso siguiente. Y Pablo compagina en Oklahoma su último curso de grado con el máster, anda con la tesis tras iniciarse en tareas de investigación, y durante este verano ha estado trabajando cerca de Dallas para Ericsson, con los que ha extendido las prácticas hasta mayo, con la intención de incorporarse a su plantilla después, ojalá que en Estocolmo (que es lo que Pablo desea para estar allí con Estela, tras estos años de noviazgo en la distancia).

En definitiva, se acabó la etapa escolar y de bachillerato en esta familia. Y sin añoranzas ni "nidos vacíos". Cada cosa tiene su tiempo. Y el actual de nuestros tres "churumbeles" es apasionante. Samuel y Pablo están actualmente colaborando en asuntos relacionados con computación cuántica e inteligencia artificial, justo en el "ojo del huracán" de estos tiempos "locos" que vivimos. Ver su complementariedad y cómo se apoyan y ayudan, nos llena de orgullo. Y Eva empieza a volar ya en la Universidad, habiendo superado las pruebas más difíciles en estos dos años.

Grey85 en Pixabay
Eso en el ámbito académico y profesional. Y por mucho que nos alegren sus respectivos logros en él, ese ámbito no es, ni de lejos, el más importante. Lo más importante es observar cómo estos tres seres, que quizás un día decidieron venir a esta familia para que les acompañásemos por el camino de la vida, han empezado a desplegar con fuerza sus alas y sus respectivos dones y talentos, que es a lo que quizás vinieron. Han entendido con apenas 20 años de qué va la vida y este mundo, cosa que, quizás nosotros no entendimos hasta los 40. Y están trabajándose interiormente para lidiar con lo que probablemente vendrá, que no será "moco de pavo". Atrás quedaron las pugnas y alejamientos de los padres para reafirmar su personalidad, habituales en la adolescencia. Ahora viven el regreso a la familia, el regreso a los principios y valores que nos unen, y el disfrute pleno del tiempo que compartimos (ya contaremos detalles de la magia vivida este verano).

No es el único regreso. Con mucha pena, falleció en Francia la bisabuela de la familia a los 102 años. Y en lo cotidiano, estamos ya en septiembre. La operación regreso de vacaciones ya finalizó. El regreso a las aulas y a las oficinas es inminente o ya se ha producido. Y hay muchos indicios que indican también el regreso a la manipulación informativa y a la paranoia de mascarillas, confinamientos e inoculaciones, lo que pondrá a prueba nuestro dominio del miedo y si hemos aprendido algo de todo lo sucedido en los tres últimos años.

Es tiempo de regresos. Pero quizás el mayor regreso al que estamos llamados es el regreso a nuestra esencia como seres humanos. El regreso a los principios inmutables y universales que nos conectan con todo lo divino que nos rodea. El regreso a ejercer de verdad nuestro libre albedrío y nuestra esencia como seres libres, sin chantajes ni miedos interesados desde los medios de comunicación, las redes sociales, las corporaciones o las instituciones públicas. El regreso a nuestra mente abstracta, que nos conecta con el "yo imperecedero". El regreso a lo que somos, y no al "rebaño" o al infra-humano en que parecen querer convertirnos. ¿Regresamos a ello?


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Afortunada de ver cómo vuestros hijos han ido encontrando sus caminos, acompañados en su vida por unos progenitores que han sabido valorar sus diferencias y apoyar en sus inquietudes.

Anónimo dijo...

Muy contenta de volver a leeros!! Felicitaciones por los “churumbeles” y enhorabuena por el regreso!! Sin presiones de ningún tipo pero os echado de menos!!