No hay mejor medicina que un cuento. Seas un niño pequeño o un adulto en ciernes, es sin duda el mejor bálsamo para el alma. Nivela los desequilibrios de hormonas alocadas, de edades complicadas, y de entornos hostiles. Y si encima va personalizado por tu madre, tiene propiedades mágicas. Aquí os compartimos el último que ha escrito Mey para uno de nuestros hijos
(para escuchar el cuento en audio pulsa aquí):
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"Una mañana de verano, en una biblioteca, un libro abrió sus ojos por primera vez. Miró a su alrededor y quedó abrumado al ver lo que le rodeaba: enormes estanterías llegaban hasta el techo, todas llenas de libros de diferentes colores: unos grandes, otros pequeños, algunos estrechos, otros muy gordos y pesados... Todo estaba lleno de luz. Había gente que iba de un lado para otro. Muchos permanecían absortos ante los volúmenes que se abrían sobre las mesas. Le asustó comprobar cómo ciertas personas se acercaban a las estanterías y cogían los libros entre sus manos para ojear sus páginas y ver lo que contenían. Mirando estos libros de cerca, se dio cuenta de que muchos de ellos estaban ajados, con sus pastas desgastadas e incluso rotas.
Miró a sus compañeros de balda y comprobó cómo lucían nuevos y brillantes, al igual que él. Fue entonces cuando se llenó de miedo por lo que pudiera pasarle y decidió esconderse para que nada ni nadie pudiese dañarle. De esta forma, se escurrió hacia atrás en su estantería hasta que, de pronto, cayó por el hueco de la pared y allí quedó tendido en el suelo, en la penumbra, en silencio. Pasó un tiempo y en un principio, no le molestó mucho la soledad, pero al cabo de un tiempo, se percató de que tener por compañía tan sólo a pelusas y musarañas no era demasiado entretenido. Se paró a pensar qué hacer y entonces cayó en la cuenta de que era ¡un libro! Decidió entonces comprobar qué era lo que contenían sus páginas. Miró dentro de sí y descubrió que su interior albergaba cientos y cientos de palabras que, en su conjunto, le podrían ayudar a comprender el mundo que había fuera.
Desde ese momento acertó a percibir que el mundo era muy grande. Que allí fuera había miles de Senderos y que esos Senderos conducían a Sierras y Selvas, a Sabanas y hasta a un lugar en el Sur llamado Serengueti. También supo que el mundo estaba lleno de vida. Que en el Suelo se escondían Semillas que luego crecían bajo el Sol. También, sobre la tierra, se podían encontrar Saltamontes, Sapos y Serpientes. Y en el mar: Sardinas. Asimismo supo que muchos Sonidos juntos, cuando están en Sintonía pueden llegar a crear una Sinfonía. Y se Sorprendió de cómo la vida está llena de paradojas, ya que hay que poner Sal a un guiso para que éste no sepa Soso. Sin embargo, si hay demasiada Sal puede resultar incomible por Salado. Dedujo, por tanto, que en el término medio debía estar el equilibrio.
En su interior descubrió también el Silencio que deja la Sombra, lo Siniestro y lo Sombrío. Y al mismo tiempo, sus propias páginas le hicieron saber que con Serenidad siempre se encuentra una Salida y un Solución. También descubrió el valor de la Solidaridad, el Servicio, la Sencillez y la Sinceridad. Asímismo comprendió la importancia de los Sueños para Superarse y llegar a Ser uno mismo. Esto último le hizo pensar y se dijo: “¿Quién soy yo?” Una vez hecha esta pregunta, ya no hubo forma de descansar hasta encontrar la respuesta. Nuestro libro miró y miró por todas partes a ver si alguien le ayudaba a encontrar una Solución a su enigma. Pero como estaba Solo no le quedó otra que volver a buscar de nuevo entre sus páginas. Sin embargo, no lograba sacar nada en claro. Siguió buscando y buscando dentro de Sí hasta que un día se dio cuenta de que sobre su lomo había una marca: “S”
“¡Ese es mi nombre!” se dijo. “¡Y todo este tiempo había estado allí y yo sin verlo! Ahora lo entiendo todo. Por eso todas mis entradas empiezan por S!” Sin embargo, también se percató de que había otras palabras que comenzaban por letras distintas de la S y dentro de él Surgió la curiosidad de conocer cuál era el Sentido de todo aquello. No le quedaba más remedio que Socializar para así poder Sumar Sabiduría.
Poco a poco se deslizó por debajo de la estantería, fuera de su escondite, hasta asomar buena parte de su portada. No pasó mucho tiempo antes de que el bibliotecario acertó a pasar por allí y, viéndolo en el suelo lo recogió lleno de alegría. “¿Dónde has estado todo este tiempo? Tus compañeros no tienen Sentido sin ti” le Susurró con cariño. Fue entonces cuando vio que sobre los lomos del resto de sus compañeros estaban todas las letras del abecedario. Él era, nada más y nada menos, que uno de los tomos de una gran Enciclopedia. Es difícil poder describir la alegría que se vivió en aquellos instantes, donde “S” volvió a ocupar su puesto junto a sus hermanos. Además, no paraba de preguntarles por nuevas palabras. Y así fue descubriendo desde Amor hasta Zozobra, pasando por Aprendizaje, Laborioso, Esfuerzo y Paciencia. Y como era un libro mágico, como suele ocurrir en todos los cuentos, sus definiciones fueron creciendo y creciendo, siendo cada vez más completas y haciéndole a él cada vez más Sabio.
Pero aún quedaba algo por hacer. “S” Sentía pavor cada vez que alguien se acercaba hasta donde estaba. Pensaba que no podría Soportar el dolor de abrirse por completo. ¿Y si alguien rasgaba alguna de sus páginas o le dejaba caer al suelo?, se preguntaba. “¡Pero si es maravilloso!” decían sus compañeros “No sabes lo que es el tacto de los dedos sobre el papel y la emoción en los ojos de las personas que recorren tus páginas con su mirada”. “S” decidió entonces Superar el Susto y tener el valor de un Superhéroe. Así que se recolocó bien en su sitio y esperó. Esperó hasta que una joven lo tomó en sus manos y ojeó sus páginas hasta que encontró lo que buscaba: Sagrado, Secreto y Sacrificio. Una lágrima entonces cayó sobre el papel. “¡Qué equivocado estaba!” se dijo S. Las palabras sólo creaban ideas en su imaginación, pero con las personas que lo leían podía llegar a aprender lo que esas palabras Significaban de verdad. Desde entonces, decidió esperar pacientemente a su lector, porque éste es quien realmente le desvelaría el verdadero Sentido de palabras como Soledad y Sufrimiento, Sonrisa y Sorpresa. El mundo era más amplio y rico de lo que nunca hubiese podido imaginar. Y podía contener muchas más cosas de las que él hubiera Soñado.
Desde entonces, nunca volvió a Ser el mismo. Llegó a comprender su destino y el papel tan importante que desempeñaba para todos en aquella biblioteca. Pudo hacerse entonces plenamente consciente de su propio valor y el de los que le rodeaban, ocupando con orgullo el lugar preferente de la Sala."
(Escucha el audio de otro cuento anterior para otro de nuestros hijos)
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