Todos gritan que esto tiene que cambiar; que no podemos seguir así. Pero los cambios no tienen futuro si no provienen de los más pequeños. Por eso el cambio sólo puede venir de la escuela. Pero a la escuela le falta corazón. Y el corazón no se lo va a poner el político de turno, de eso podemos estar seguros. Ellos están en sus estériles debates sobre los informes Pizza, la asignatura de religión o de ciudadanía, el bilingüismo o los libros te texto.
El corazón sólo se lo van a poner los profesores, los padres y los alumnos. Por eso, quizás va a hacer falta nuevos profesores, nuevos padres y, quizás incluso, nuevos alumnos. ¿Qué hacemos entonces? ¿Echamos a todos los profesores, demolemos colegios, hacemos intercambios entre familias...? Quizás no haga falta eso, pero sin duda, si queremos conseguir un mundo nuevo nacido de la escuela, tendremos que aportarle algo nuevo a esa escuela. Y aunque no aparezca en los titulares de prensa, hay muchas personas que están trabajando en esa dirección. Vale con echarle un vistazo a "La Educación Prohibida". Pero nuestra experiencia aquí ha sido más directa y en primera persona.
Hace varios años conocimos a Meme. Ella es una madre plenamente dedicada a sus 3 niños, y eso ya te da el doctorado en Educación. Pero, además, desde muy joven, ha apostado por una educación holística en la que la gestión de las emociones, la autoestima, la respiración, la meditación, los abrazos, el yoga y el reiki son sus grandes herramientas. No ha sacado las oposiciones a Magisterio. Ni lo ha intentado. Pero profesores y maestros con décadas de docencia a sus espaldas acuden a sus clases para conocer su magia. Y su magia no es otra que el corazón.
Cuando la conocimos, quiso ofrecer su escaso tiempo libre a dar, sin remuneración alguna, sesiones a los niños del colegio. Desde el AMPA la respaldamos. La magia fue entrando en las aulas. Al principio los niños de 4 años, luego los de 5, luego una sesión quincenal a todos los niños del colegio....Y poco a poco los propios profesores le empezaron a demandar apoyo para gestionar sus aulas. Hoy, los Centros de Educación del Profesorado se la rifan para formar a los docentes. Ha tenido que decir "no" a tentadoras ofertas de centros privados con muchos ceros en sus cuentas corrientes. E incluso desde la semana pasada tiene su pequeño programa en una televisión comarcal. Ella es un ejemplo de ese corazón que necesita la escuela: ha dado su escaso tiempo libre durante años a la escuela a cambio de nada: ni sueldo, ni seguridad, ni cargo, ni reconocimiento...Y cuando das al universo sin esperar nada a cambio, el universo te lo devuelve con creces.
Ayer participamos en uno de sus demandadísimos cursos para docentes. Y se palpaba otra forma de hacer escuela. Una en la que el objetivo no es hacer mano de obra para el mercado laboral, sino seres felices y libres. Allí había docentes, padres y niños dispuestos a hacer "otra" escuela. Una escuela que no sea un "parking de niños", ni el paraíso de los exámenes, la memoria o los eternos deberes en casa para "machacar" los conocimientos. Una escuela donde padres y docentes "hacen piña". Y estamos convencidos de que con esa escuela, otro mundo es posible.
1 comentario:
Gracias por vuestro blog.
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