A todos nos gustan los halagos, pero no a cualquier precio. Hace varios meses a un conocido ranking de blogs le gustó el nuestro y nos ofreció incluirnos en su lista. No es el primero que lo hace, pero en este caso había una condición: debíamos confirmar que quien escribía los posts era un "papá" y no una "mamá". Nos sorprendió la petición, y la descartamos. Pero hace unos días volvieron a insistirnos, flexibilizando la petición: bastaría con etiquetar aquellos posts que escribiera "papá" y aquellos otros que escribiera "mamá". En twitter nos ha sucedido algo parecido: por el estilo, las cuestiones, o la forma en que escribimos, muchas "twitteras" nos guiñan e interactúan con nosotros como si fuéramos "mamás", y se ofenden cuando desmentimos ese extremo. La reacción en esos casos suele ser del tipo "No es de las nuestras".
Esto, que en principio podría ser una simple anécdota, en realidad esconde una realidad más amplia: como seres humanos mentales, nos encanta clasificarnos, etiquetarnos y ser parte de un grupo que nos dote de identidad.
Tratamos de explicar la realidad colocando al otro y a nosotros mismos en "cajitas mentales": rojos y fachas, de izquierdas o derechas, pijos o macarras, trabajadores o parados, papás y mamás... Pero esas cajitas en la mayoría de las ocasiones se convierten en verdaderos calabozos de los que no nos permitimos movernos. Esas etiquetas pueden resultar útiles para localizar información o servicios de interés, pero cuando resultan excluyentes, saltan todas las alarmas.
No deja de ser una muestra más de la "Era de la Separación" en la que vivimos. ¿O es que acaso un "papá bloguero" no puede hablar del biberón o del cambio de pañales de sus hijos igual que una "mamá"? ¿Es que un hombre no puede hablar de sentimientos y abrir su corazón? Es más: ¿es que un hombre no tiene un lado femenino y una mujer un lado masculino? En casa, sin duda, quien mejor se lleva con el bricolaje, con la fontanería y con la electricidad es mi mujer. ¿Y eso me hace a mí un "afeminado" o a ella "varonil"? Manías clasificatorias y etiquetadoras de nuestra sociedad...
Pero yendo más allá: ¿de verdad necesitamos "ser de alguien"?¿Qué busca alguien en esos listados o rankings? Sin duda sentirse identificado con unos roles o con realidades similares a la propia. Pero cada vez creo que nuestra realidad es mucho más rica de lo que incluso nosotros mismos creemos. Y sólo si nos dejamos encarcelar en esas etiquetas o conceptos mentales, dejaremos de disfrutar de esa riqueza que atesoramos. Hay roles predominantes en nosotros, pero no dejemos que nos absorban. SOY más que un padre; SOY más que un funcionario, un parado o un emprendedor; SOY más que un voluntario de mi ONG o más que el tesorero de mi asociación; SOY más que un español; SOY más que un votante de izquierdas, de derechas o de lo que sea... SOY más que la etiqueta que otros tratan de ponerme o incluso que la que yo mismo me pongo.
Estamos convencidos de que es momento del TODOS SOMOS UNO, de la "Era de la Unión". Este blog es nuestra apuesta en favor de ello. Aquí no hay nada "de papá" o nada "de mamá". Porque todo, absolutamente todo lo que compartimos, parte de nuestra experiencia común, y de nuestra vivencia familiar. Da igual quién lo transcriba en el teclado del ordenador. La inspiración, la idea y el alma siempre es compartida. Y así creemos que es también la realidad. "Lo mío" y "lo tuyo" se difuminan en favor de "lo nuestro". Y si el precio que debemos pagar por ello es que nos excluyan de esas listas, encantados de pagarlo por continuar siendo UNO con todos.
1 comentario:
Ay que malas son esas cajitas!!!! Tienes razón que más da quien escriba lo importante es lo que se trasmita. En familia debe prevalecer el nosotros antes que cualquier separatismo.
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