jueves, 6 de enero de 2022

La tribu

"Había una vez, en la lejana ciudad de Wirani, un rey que gobernaba a sus súbditos con tanto poder como sabiduría. Y le temían por su poder, y lo amaban por su sabiduría.

Había también en el corazón de esa ciudad un pozo de agua fresca y cristalina, del que bebían todos los habitantes, incluso el rey y sus cortesanos, pues era el único pozo de la ciudad.

Una noche, cuando todo estaba en calma, una bruja entró en la ciudad y vertió siete gotas de un misterioso líquido en el pozo, al tiempo que decía:

-Desde este momento, quien beba de esta agua se volverá loco.

drfuenteshernandez en Pixabay
A la mañana siguiente, todos los habitantes del reino, excepto el rey y su gran chambelán, bebieron del pozo y enloquecieron, tal como había predicho la bruja.

Y aquel día, en las callejuelas y en el mercado, la gente no hacía sino cuchichear:

-El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán perdieron la razón. No podemos permitir que nos gobierne un rey loco; debemos destronarlo.

Aquella noche, el rey ordenó que llenaran con agua del pozo una gran copa de oro. Y cuando se la llevaron, el soberano ávidamente bebió y pasó la copa a su gran chambelán, para que también bebiera.

Y hubo un gran regocijo en la lejana ciudad de Wirani, porque el rey y el gran chambelán habían recobrado la razón".


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Desde hace años, este pequeño cuento de Gibrán Jalil Gibrán nos ha inquietado profundamente en casa. Y ese desasosiego hemos querido compartirlo con los niños, desde pequeños. Ese relativismo sobre "lo normal" y "lo razonable". Ese poder de las mayorías. Ese miedo a la soledad. Esa necesidad de pertenencia. Y finalmente, el peor de los finales: esa renuncia a uno mismo por ser como los demás.

Los Evangelios lo expresan de otro modo en San Juan 12: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para la vida eterna la guardará". Más claro, agua. Pero no de la de la bruja. 

Habrá quien vea en esas siete gotas de la pócima de aquella bruja un paralelismo con las inoculaciones universales que vivimos en estos tiempos. No. No vamos por ahí. Va mucho más allá de eso. Porque esta pandemia tan sólo ha agudizado lo que ya fallaba desde hace tiempo: nuestros miedos, nuestro "ombliguismo", nuestra lejanía del prójimo... Y nos ha confrontado con las bases de nuestros principios. Ni más ni menos. Colocando a muchos ante la gran encrucijada de su vida. Hacer lo que hacen todos o sentirse excluido. Tensión o aceptación. Miedo o libertad. Materia o espíritu. Vibración baja o alta. Distanciamiento o abrazos. Máscaras o sonrisas. Postergar e imponer, o vivir y dejar vivir. 

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En unas semanas se cumplirán ya 10 años de aquel domingo de 2012 en que sin levantarnos siquiera de la cama, volvimos a hablar de ello por enésima vez. Aquella crisis económica. Aquel continuado proceso de manipulación que padecíamos y que parecía abocarnos a un camino sin retorno. Aquella preocupación por la situación que nos rodeaba, y que podría convertirse en el triste legado para nuestros hijos. Creíamos que era el momento de hacer algo. Y hacerlo YA.Y la mejor forma que se nos ocurrió fue crear un blog familiar en el que poder "exteriorizar, a modo de mensaje en una botella lanzada al mar, lo que opinábamos de este mundo que nos rodea". Y fue así como iniciamos aquella búsqueda de "un mundo diferente para vivir". Una búsqueda que pretendía ser una metáfora. Una apuesta por un cambio de rumbo. Pero nunca pensamos que 10 años después, la búsqueda de ese "mundo diferente para vivir" sería tan literal y sobre todo tan necesaria. Hoy aquello nos parece casi ridículo comparado con lo que hoy tenemos por delante. Y lo que nos aguarda. Porque no sabemos qué va a pasar, pero sabemos que va a pasar. Están sucediendo tantas cosas y tan graves, que el despertar de más y más personas es inevitable. Y, como dice Eckart Tolle, conviene prepararse espiritualmente para esos momentos que nos aguardan. Hemos publicado 322 posts desde entonces. Nos han hecho 582 comentarios a nuestros posts. Y hemos recibido cerca de 290.000 visitas ya. Pero la necesidad de este altavoz permanece más intacta que nunca. Y la exigencia de conectar con tantas y tantas otras iniciativas similares es acuciante. Por la dualidad que vive hoy la Humanidad. Por el miedo paralizante. Por las flagrantes desigualdades. Por las intolerables injusticias. Por esa división permanente. Por la necesidad de pertenencia. Por no sufrir la soledad rodeados de tanta gente. Por aferrarse a un mínimo de cordura, de equilibrio, de sentido...

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Hace unos días, y como "regalo de Navidad", compartíamos en nuestro canal de Youtube un pequeño cuento en dibujos animados titulado: "La reunión de la tribu". Nos llegaba mágicamente a través de dos personas que nos inspiran muchísimo, que creíamos que nada tienen que ver, y que sin embargo está claro que están conectadas a nosotr@s y a muchos de vosotr@s: Charles Eisenstein y Karina Acevedo. En apenas unos días, más de 15.000 personas han visto ya el vídeo, y las suscripciones a nuestro canal de Youtube y de Telegram no paran de crecer. Sin duda, esa necesidad coincide en muchos de nosotr@s, por todos los rincones del planeta. Leah, a través de Twitter, no lo podía explicar mejor: "Es lo que pasa con la verdad, que resuena, reverbera y emociona. Después de sentirme un bicho raro toda la vida, como si algo estuviera mal en mí, encontré a mi grupo de ovejas negras. Gracias por estar y ser".

Es así cómo, por aquí y por allá, surgen personas e iniciativas por un mundo diferente para vivir. "AmAnAcer" es otra de ellas. Sí, con tres "A" mayúsculas, simbolizando las más altas cimas de nuestro potencial como seres humanos. Una nueva iniciativa hacia un nuevo comienzo. Para volver a nacer a lo mejor de nosotros mismos. Y nos estamos involucrando de lleno en ella. A fin de cuentas no se trata de seguir a ningún líder ni a ningún movimiento. Se trata de hacer aflorar de nosotros mismos lo mucho que atesoramos, olvidando mucho de lo "aprendido", reeducándonos en la no-dualidad, y afianzando unas raíces que nos permitan impulsar lo más luminoso y sagrado que habita en nuestro interior. Coloquemos a la persona en el centro. Construyamos otra forma de relacionarnos y de tejer redes entre nosotros. No hay nada que destruir: lo nuevo hará que lo viejo caiga por sí mismo. Sabiendo que es una decisión individual, cargada de libre albedrío, y que habrá seres muy queridos que decidirán quedarse atrás. Ascendamos a nuestras más altas cimas como seres de luz, inspirándonos los unos en los otros (ver VÍDEO).

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Vivimos en un reino y en un tiempo en el que no hace falta ni siquiera enfrentarse a ninguna bruja. Ni saber quién es ni por qué hace lo que hace. Para qué vamos a perder el tiempo y las energías. Tan sólo basta con saber que el agua de ese pozo no es buena. Que nos enloquece y nos desequilibra. Habiendo otras fuentes y otros pozos donde beber, ¿qué necesidad hay? Ahora es el momento. Busquemos compañeros de camino hacia esas otras fuentes. Gente dispuesta a construir un nuevo reino. Un nuevo espacio por todo nuestro planeta donde nos acepten por ser lo que somos, y no  por hacer lo mismo que hacen los demás. Ovejas negras, rosas o transparentes, que nos acompañen en este maravilloso viaje. Una nueva tribu de seres dispuestos a impulsar ese mundo diferente que nos aguarda.


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1 comentario:

Jordi González dijo...

Gracias por ser y por estar. Abrazos de más de ocho segundos, Familia.