lunes, 3 de febrero de 2020

Contando baldosas

No me regañéis. Estoy escribiendo este post bajo estricta prescripción médica. Cabeza boca abajo y el portátil totalmente abierto y tumbado en el suelo. Así que no estoy forzando ni arriesgando nada. Eso sí: sin excederme.
La operación del martes fue bien. Mis miedos al inmenso dolor post-operatorio  de la primera intervención de hace nueve años se diluyeron. Tan sólo tuve un conato parecido durante unos minutos en el tren de vuelta de Barcelona, pero fue falsa alarma. Desapareció con un poco de meditación y un ibuprofeno. Parece que el agujero de la mácula quedó sellado con esa mezcla de plaquetas de la sangre que me sacaron poco antes del brazo izquierdo, y con qué se yo qué otros "ingredientes". Pura ciencia ficción. Como siempre allí.

Siguiendo la tónica habitual de esta familia, si algo se puede complicar un poquito, ¿para qué hacerlo fácil? Así que dos días antes de tomar el vuelo a Barcelona, Mey cogió la gripe. Jamás en estos treinta años juntos la había visto con tanta fiebre. Al contrario: cuando enferma, a ella le baja la temperatura. Rarita, la chica, jajaja. Así que estuvimos temiendo contagiarme justo antes de la intervención. Y temiendo también que la pudieran dejar en tierra, si en el aeropuerto se hubieran puesto a controlar la fiebre de los pasajeros como en los aeropuertos chinos, por temor al coronavirus. Un panorama, vamos. Pero no pasó ni lo uno, ni lo otro. Aunque tras mi operación, no sabíamos bien quién debía cuidar a quién. Tanto, que nuestro querido Luije vino a vernos tras la operación, y viendo la situación, salió zumbando para dejarnos descansar, el pobre.
Ya en casa, y con su buen antibiótico, Mey está mucho mejor. Y a mí me toca ejercitar la paciencia y la observación. Porque aunque el médico me dijo que podía mirar una pantalla en el suelo, sí que fue muy estricto e insistente en un detalle: lo de estar mirando para abajo y tumbarme boca abajo de forma permanente durante diez días. Lo normal en estos casos son cinco días, pero él, para prevenir, me prescribe el doble, por la ausencia de barreras naturales de contención en mi ojo, ante la debilidad de mi retina y tras la extirpación del cristalino en las dos operaciones anteriores. Vamos, que el gran temor es la tensión ocular y los estragos que podría suponer una fuerte subida. Así que en esas ando: con dolor de cervicales y de lumbares, por la posición de alcayata. Y buscando a cada instante cómo ponerme para respetar lo dicho por el médico. Y es gracioso, porque he tecleado en Google "Cómo combatir los dolores de cervicales", y lo primero que pone es evitar dormir boca abajo. Así que lo tengo claro...
Muchos me preguntáis cómo lo llevo, sobre todo por el reciente cambio laboral. Ya llevo algunas de éstas a mis espaldas. No muchas. Pero las suficientes para no querer repetir curso. Y ya he aprendido la lección. Al menos la teoría. Aunque la práctica siempre cuesta más. Y la lección no va de resignarte, sino de aceptar de forma combativa lo que el destino nos va deparando. Fluir con él en lugar de pelearte con él o maldecirlo. Encajar el golpe, pero sin perder el tiempo en preocupaciones estériles. Y actuar en cada momento con lo que te encuentres a tu paso. Ni lamentos, ni victimismos. Atentos a lo que toca aprender a cada paso, y al mensaje que cada circunstancia trae consigo.
Toca contar baldosas...jajaja
Cuando tienes tus facultades más o menos normales, te acostumbras a hacer veinte cosas a la vez. Pero cuando te obligan a mirar al suelo, a contar baldosas, te haces más consciente de todo. Intentas escuchar lo que normalmente no escuchas.  Captar los matices que habitualmente pasan desapercibidos. Prestar atención más plena al plato de comida que tienes delante, y a los sabores que trae consigo. Tiendes a observar más, y a hablar menos, o a acaparar menos la atención. Es como si los roles con que normalmente te desenvuelves, se vieran inexorablemente obligados a cambiar. Y te sientes vulnerable. Y los demás te ven vulnerable. Y les da "cosa". Porque están acostumbrados a verte resolutivo y eficaz, siempre activo y en movimiento. Y ahora te ven torpe, más callado, más lento...Pero siempre he creído que en la vulnerabilidad nos veremos todos. Pocas estaciones de obligado paso hay como ésa. Y es curioso, pero cuando caen todas las capas de cebolla, cuando desaparecen nuestros grandes roles, representados con esmero durante años, nos encontramos desnudos en nuestra vulnerabilidad. Y ahí los encuentros con el otro y los descubrimientos existenciales son maravillosos.
Mi vulnerabilidad actual es de "pacotilla". Apenas unas luces y sombras en un ojo, un dolor de cuello y otro de cintura, diez días boca abajo, y en menos de un mes volveremos al terreno de juego, a rodar la pelota de la vida. Pero no dejo de pensar en personas cercanas, luchando contra sus tumores malignos, contra sus recientes soledades, contra sus miedos. Todo nuestro reconocimiento y energía para ellas, en estos días en que andamos fuera de juego. 

En nuestro caso, todo este proceso de estas semanas nos ha traído un regalo monumental, del que quizás no éramos conscientes: la enorme cantidad de personas que, mucho más allá de la familia y amigos cercanos, veláis por nosotros. Hemos recibido multitud de llamadas, mensajes, oraciones, e incluso mantras, cargados de buena energía y buenos deseos en estos días complicados. Hemos sentido con fuerza el enorme empuje de vuestros buenos deseos hacia nosotros. Y que toda esa enorme red de gente buena estéis ahí, pendientes de nosotros, es lo que da verdadero sentido a la vida. ¿Qué, si no? Un millón de gracias a tod@s. Ya sólo por ello, todo esto cobra sentido.



PD: Para los que ya os hayáis perdido en esta larga historia de ojos, ahí van los links anteriores:
Parte 1: http://familiade3hijos.blogspot.com.es/2016/02/ojos-que-no-ven.html?m=1
Parte 2: http://familiade3hijos.blogspot.com.es/2016/02/el-dolor-del-clavo.html?m=1
Parte 3: http://familiade3hijos.blogspot.com.es/2016/02/la-salud-y-la-conviccion.html?m=1
Parte 4: http://familiade3hijos.blogspot.com.es/2016/02/ojos-de-nino.html?m=1
Parte 5: http://familiade3hijos.blogspot.com/2018/11/poca-vista.html
Parte 6: http://familiade3hijos.blogspot.com/2020/01/30-horas-para-olvidaro-no.html



1 comentario:

Sandra dijo...

Mucho ánimo Rafa, ya mismo como nuevo!!!! Todo pasa, afortunadamente. Un besazo