Es difícil encontrar esa emoción en un adulto. Pero Camilo la irradiaba este miércoles. En un niño sí es frecuente. Pero en un adulto es raro. Es como si la edad nos hiciera sosos, resabiados, apáticos... Ese entusiasmo, como cuando abríamos la puerta del salón de pequeños la mañana de Reyes. Esa pasión, como cuando salíamos al recreo corriendo como locos. Ese arrebato permanente descubriendo en cada esquina pequeños tesoros de la vida que, por desgracia, con el tiempo, nos pasan inadvertidos. Por eso ver a Camilo así me ponía los vellos de punta. Era como conectar con esa maravillosa locura infantil, pero en un adulto. Como niño con zapatos nuevos. Pero lo de Camilo no eran zapatos nuevos. Eran ojos nuevos. Los míos.
Dicen que el mundo está muy mal. Que esto no hay quien lo arregle. Que nos vamos "a la porra". Y desde luego si tus ojos son el telediario, los periódicos, o las palabras de un compañero o vecino pesimista, sin duda, será así. Pero nosotros vemos y vivimos otra realidad cotidiana. Y esta semana hemos sido testigos de un precioso episodio de ella con Camilo. Aunque no nos demos cuenta, estamos en un momento histórico único en el que la tecnología nos permite abrazar la necesidad de cualquier persona aunque esté a miles de kilómetros. Nunca antes había sido posible. Y hoy lo tenemos en nuestro bolsillo las veinticuatro horas. Literalmente. Y no nos damos cuenta.

Si es maravillosa esa posibilidad para una persona ciega, de forma tan sencilla y con tanta calidad, esta historia tiene aún más jugo. Y es que hasta esta semana no he podido asistir realmente a ningún invidente. Y en esta ocasión fue porque estaba leyendo un whatsapp y en ese momento probaba Camilo la aplicación por primera vez. Cogí su llamada de inmediato. Otras veces me han llamado, pero tardé unos segundos en coger la llamada, y hay toda una legión de voluntarios dispuestos a asistir a los invidentes. En concreto más de 615.000 voluntarios para asistir a unos 48.000 invidentes. Es decir, que cuando una persona ciega llama para pedir ayuda, hay más de doce personas dispuestas a ayudarle, y aquel que coge antes la llamada es quien le asiste. Y esto se visualiza perfectamente en la aplicación nada más entrar, con un dibujo del planeta Tierra, y las cifras de los invidentes a un lado, y las de los voluntarios a otro. Dos mundos completamente distintos, como pude comprobar con la emoción de Camilo ante detalles que nos pasan inadvertidos a los que vemos.Pero dos mundos unidos en uno solo por un dibujo de un corazón. Y curiosamente los dispuestos a arrimar el hombro son aplastante mayoría. Los que se han puesto a tiro de esa solidaridad concreta son tantos que surge una sanísima competencia por ver quién atiende antes al ciego que lo necesite. ¿Estaremos quizás más cerca de lo que pensamos de que los dispuestos a cambiar el mundo no sean vistos como unos bichos raros, y sean mayoría?

NOTA: Este post se publica, como todo lo que escribimos, de forma gratuita y en abierto tanto en nuestro Blog como en nuestro Patreon. Pero si te gusta lo que escribimos, te ayuda, te sientes en gratitud, y quieres también impulsar un mundo diferente para vivir con nosotros, puedes colaborar en nuestros proyectos solidarios colaborando con una cantidad simbólica (desde 1€/mes) en nuestro Patreon Solidario. Acabamos de iniciar una nueva etapa apoyando a los Ángeles Malagueños de la Noche, uno de los Comedores Sociales más importantes de España. Ya les hemos donado más de 250€ gracias a esta iniciativa con vosotros, nuestros queridos lectores.