viernes, 31 de agosto de 2012

Creer es crear: lección magistral de mi hija de 6 años

Los que leen nuestro blog saben que nuestros 3 hijos son una fuente contínua de aprendizaje para mi mujer y para mí, y una de las principales vías para no rendirse en la búsqueda por un mundo mejor. Es sorprendente cómo ellos son capaces de generar soluciones, que a los adultos nos resultan imposibles, precisamente por la programación que ya llevamos acumulada en nuestro cerebro, y por los miedos que nos atenazan.
Con estos tiempos tan duros de crisis, desempleo, recortes, desahucios, desigualdades, injusticias y flagrante desconexión entre lo legal y lo justo, algunas de las frases más repetidas y destructivas en las conversaciones, son las de "no puedo hacer nada" o "a ver si solucionan esto". Son frases de incapacidad o de traslado de la responsabilidad sobre nuestras vidas a terceros. Pero estoy convencido que la realidad NO nos la crean, la creamos nosotros. Quizás pueda resultar muy abstracto esto que digo, pero con uno de sus múltiples episodios, mi hija pequeña de 6 años, ha fijado en mí dicha certeza de por vida.
Este verano mi mujer, mis 3 hijos y yo, hemos pasado unos días de camping en Pirineos, "andurreando" entre montañas. Quizás sean los días más especiales del año para nosotros, ya que no hay nada que se interponga en nuestra comunicación. Son días de magia, de compenetración entre nosotros, y de profundo contacto con la naturaleza. En uno de esos días, hicimos una larguísima excursión para alcanzar varios lagos de alta montaña. Salimos a las 11 de la mañana, pero mi hija a los tres cuartos de hora empezó a tener hambre, sueño y cansancio. Comenzó a quejarse y posteriormente a protestar. Dado que habíamos casi empezado, mi mujer y yo nos miramos pensando que los planes para la excursión podían torcerse. Por ello, en vez de llevarla en brazos, cambiar de planes o ritmo, u olvidar el ascenso, optamos por lo más difícil: explicarle que la realidad, SU realidad, dependía de ella sola. Que su cansancio podría ser controlado por su mente. Que su energía podía ser canalizada según ella quisiera. Y sobre todo, que si sus pensamientos eran negativos, de abatimiento, de abandono o de sufrimiento, el resto de su cuerpo iba a seguir esos pensamientos, y acabaría destrozada. Pero que si sus pensamientos eran positivos, de convicción sobre su capacidad, yde optimismo, sería capaz de alcanzar lo que se propusiese.
Al menos conseguimos que las quejas se aplacasen, y con ello llegamos al primer lago. Luego al segundo y al almuerzo. Y finalmente a nuestra meta: el maravilloso tercer lago. Disfrutamos del paisaje, jugamos, bromeamos....Y a eso de las 7 de la tarde, nos temíamos que tras un ascenso total de más de 5 horas, la noche nos alcanzase durante el descenso, e iniciamos la bajada. Pero para entonces, mi hija ya había interiorizado perfectamente lo que habíamos estado hablando con ella durante todo el día (¡esa es la gran ventaja de los niños!: que no están programados por nuestro sistema, y son capaces de generar su propio código de vida). Y sin decirle nada, ella misma se creó unos juegos para mantener alta "la moral de la tropa", la suya propia: empezó a canturrear, se inventó tablas de multiplicar y no paró de contarse historias a sí misma. Se puso al frente de nuestra expedición, y lo que inicialmente creíamos que sería un exceso de optimismo por su parte, se convirtió en toda una realidad: durante las casi dos horas de descenso, permaneció al frente, con un ritmo endemoniado, sin titubear ni equivocarse de sendero ni una sola vez, sin tropezar en un terreno empedrado, y a casi 500m de distancia de nosotros. La gente a la que adelantaba se quedaba alucinada viéndola sola con ese ritmo, esa determinación y sus "canturreos". Y nosotros cuatro eramos incapaces de seguir su estela, tras las duras horas de ascenso. Quise acercarme a ella, para evitar que pudiera perderse, y la alcancé para grabarla ya en el último kilómetro hasta llegar a los aparcamientos, porque sabía que la gente iba a pensar que era una exageración.
Ella había creído en sus posibilidades. Se había convencido a sí misma de que era capaz. Y había creado los mecanismos internos para hacerlo posible. Con ello había creado una realidad radicalmente distinta a la de la mañana. Y ello a pesar de que sus condiciones físicas, lógicamente, estaban mucho más mermadas. Había creído, y con ello, había creado su realidad.
"Dejad que los niños se acerquen a mí", dijo alguien hace veinte siglos. Mucho tenemos que aprender los adultos de nuestros "enanos"si queremos crear un mundo mejor en el que vivir.

jueves, 23 de agosto de 2012

Tendremos que escoger entre lo justo y lo legal


Si me falta para dar de comer a mis hijos, no me voy a andar con remilgos. Al toro, hay que cogerlo por los cuernos, y no dándole "capotes" como andamos haciendo ahora. Con esto me refiero a que no paramos de teorizar, cuando la realidad es tan cruda que sólo vale plantearse si lo que tenemos delante es justo o una barbaridad. Que algo sea o no legal, con la que está cayendo, empieza a parecerme secundario.

Muchos se echarán las manos a la cabeza ante esta afirmación, pero la realidad manda:
-los directivos de los bancos cobran indemnizaciones multimillonarias, después de haber expoliado o hundido sus entidades: es legal, pero no es justo.
-Dívar cobrará 200.000€ de indemnización, tras haber tenido que dimitir por sus viajecitos privados con dinero público. Puede ser legal, pero no justo.
-A miles de personas se las desahucia de su casa por los bancos, y además se les embargan sus sueldos de por vida porque el precio de la casa ha bajado respecto al momento en que firmaron la hipoteca: puede ser legal, pero es una aberración.
-Los inmigrantes que trabajan para nosotros y a veces explotados sin ser dados de alta, no podrán recibir asistencia médica por no tener papeles. Desde ahora legal, y una atrocidad desde la perspectiva de los Derechos Humanos (ver campaña)
Y esto es un suma y sigue diario...

Situaciones como las que se han producido en las últimas semanas para llamar la atención a la opinión pública sobre los millones de personas que pasan hambre, con las acciones de "expropiaciones" de carritos de la compra en supermercados para dar de comer a los más necesitados, pueden dejar de ser testimoniales. Y me temo que la cosa está llegando a puntos de no-retorno. De esta acción en los supermercados del polémico Sánchez Gordillo, diputado y alcalde de Marinaleda (por cierto, visitada por decenas de corresponsales extranjeros como oasis y excepción al sistema capitalista que nos domina), se podrán decir muchas cosas. Pero ha logrado poner en el foco de la actualidad el hambre que pasan 2,2 millones de niños en España, los 63.000 millones de toneladas de comida de supermercados que se tiran al vertedero anualmente, y la necesidad de poner cara y acciones concretas a tantísima injusticia (ver entrevista, min 11:30). Y además, estas acciones tienen la virtud de pedir cosas muy concretas y factibles, en vez de largos listados muy ideologizados que a veces no llevan a la unidad de los activistas (como pasa en el 15M): un Real Decreto para que se donen los alimentos que estén a 5 días de caducar a Bancos de Alimentos y Cruz Roja. A la porra la prima de riesgo. A la porra la Bolsa o el déficit. Garbanzos, leche y galletas para los que no tienen qué llevarse a la boca. ¿Ilegal? Probablemente sí...Pero he escuchado más críticas a esta acción en los últimos días, que a los Urdangarines, Dívares, Montoros o Rajoys de turno...Quizás por miedo a los que temen acciones masivas de este tipo contra la propiedad privada (¡si nos diéramos cuenta de que ese miedo responde a que, al ser mayoría aplastante, tenemos la sartén por el mango...!). Y sinceramente, si ha conseguido que alguno despierte a la cruda realidad, aplaudo ilegalidades como esta.

En esos extremos, no tendremos más remedio que posicionarnos. Seguro que los habrá (y muchos) que estén del lado de la Propiedad Privada; los habrá que defiendan el Sistema, la Democracia y la Legalidad. O incluso los habrá que se preocupen por el desorden que acciones de desobediencia civil como esta crean (la cajera del Mercadona acaba llorando, quizás sin darse cuenta que es en el fondo una guardiana del sistema que permite que su jefe, multimillonario, gane 474 millones al año). Pero conviene estar muy atentos, y desconectarnos de los discursos que nos han programado desde muy niños. Y saber reconocer que lo legal y lo justo no son lo mismo. El régimen esclavista, la pena de muerte por ser gay o adúltera en muchos países, o el régimen nazi de Hitler son o eran escrupulosamente legales, pero totalmente inmorales. Y si nos regimos sólo por la legalidad, podremos estar incurriendo en monstruosas injusticias.

Los que tenemos niños, conocemos muy bien en qué consiste este juego de lo legal..."¡Ah! Lo siento...A este juego sólo pueden jugar los niños (o las niñas)!" "En esto sólo pueden participar los que tengan más de 10 años.." "Los pequeños no pueden coger esto..." Desde niños, nos hemos acostumbrado a imponernos normas, como forma de ordenar nuestra relación con los demás...Y es razonable para llegar a acuerdos en nuestros juegos, nuestros turnos, etc...Pero inmediatamente los niños se dan cuenta que esas normas, esa "legalidad infantil" les permite privilegios, les permite excluir a quienes les incomodan, o directamente les otorgan ventajas. Y es cuando nosotros, los padres, viendo que están dejando de lado al pequeño de la casa, que nunca dejan chutar al menos habilidoso, o que nunca coge el juguete uno de los sobrinos, intervenimos para restablecer la justicia sobre la legalidad que ellos mismos se han impuesto. Y escuchamos quejas del tipo: "es que habíamos acordado que..", "es que las reglas de este juego son...". Justicia versus Legalidad...

A los adultos no va a venir nadie que nos restablezca la justicia de medidas legales profundamente inmorales e injustas. Y sólo nos queda, pues, reclamar nosotros mismos esa justicia, aunque sea mediante la desobediencia civil. Cuando toque, ¿estarás con los que defienden lo legal o lo justo?

martes, 7 de agosto de 2012

Bisabuela revolucionaria da clases particulares de inconformismo

Todos los veranos, si se puede, vamos a visitar a la bisabuela de los niños a Francia. Los niños la adoran. Y les encanta su granja, sus animales, el entorno de libertad, y creo también que la sensación de estar en un mundo diferente. Y a mi mujer y a mí nos gustan sus cursos de verano de "Revolución e Inconformismo Vital".
Leonesa de nacimiento y francesa de adopción, con sus 92 años a cuestas, no le teme a nada ni a nadie. ¡Como para hacerlo con la vida que ha llevado!  Su madre murió cuando ella tenía 3 años, y ya con 10 trabajaba cuidando vacas. Trabajó contra las Dictaduras de Franco y de Hitler, y fue encerrada en el famoso campo de concentración de Argelés. Pasó hambre, mucha hambre. Y penurias incontables. Colaboró con la Resistencia Francesa y fue detenida por los nazis. Cuando su marido, anarquista, superó tantas y tantas contiendas, murió de un simple corte por tétanos. Quedó viuda con dos niños pequeños. ¡A buscarse la vida! Ha cuidado a ancianos y ha servido en muchas casas. Actualmente vive sola (las personas de su entorno han ido falleciendo) en su granja, cerca de Agen, cuidando su huerto, sus gallinas y sus flores. Sola, pero con una voluntad y una fortaleza a prueba de bombas.
Ni hablar de trasladarla a una ciudad o a un entorno más seguro para una persona de su edad. Ella se vale por sí misma. Con su escopeta junto a la cama, y un desparpajo forjado a base de los obstáculos de su vida, no hay nada que se le resista. Por eso no entiende el "atontamiento" de la sociedad actual, con nuestra dosis semanal de recortes masoquistas y de mentiras engullidas. Ella, a la más mínima injusticia, realiza una sentada ante la puerta del "politicucho" de turno, se ha enfrentado con cacos y con la propia policía, viaja a donde haya que ir para ser la primera junto a la pancarta, y prefiere pasar por una exaltada que por una "cabeza agachada". 
La bisabuela tiene dos grandes ventajas en la situación actual: primero, ha vivido todo lo que tenía que vivir, y la situación actual, para ella, son cosquillas; y segundo, si todo se va "a la porra", ella podrá seguir viviendo y alimentándose de su huerto y su granja.
¿Qué nos pasa, pues, a nosotros? ¿Es que aún no hemos tenido nuestra dosis de sufrimiento para espabilar? ¿Esperamos a que escampe para alzar la voz? ¿Aún pensamos que vendrá algún salvapatrias a sacarnos de esta? Aún tenemos hijos, y no podemos dejarles esta "porquería" de mundo. Si no luchamos por nuestros sueños y los de nuestra prole, nadie lo va a hacer por nosotros. Quizás necesitemos un curso intensivo y clases particulares con la bisabuela. Y ojalá que mis 3 "enanos" lleven ese ADN de inconformismo.

domingo, 29 de julio de 2012

Contra los virus que nos gobiernan, ¿usas "Melapela" o "NoMeLoTrago"?



Hace varias semanas tuve una fortísima reacción alérgica. Sufro de alergia primaveral, pero aquella reacción era algo fuera de lo común... Curiosamente, esto me ocurrió justo después de la noticia del rescate a Bankia. Fue así como detecté que mi alergia se debía a tanta y tanta mentira, a tanto insulto a nuestra inteligencia. Y mi tratamiento consistió en una buena dosis del genérico NMLT ("NoMeLoTrago") ya que no uso marcas como el "Melapela", aunque sé que lo usa una gran mayoría silenciosa. Pero yo soy de las del "Lea las instrucciones de este medicamento y consulte a su farmacéutico", y he visto que el "Melapela" genera somnolencia y adherencia al sofá, mientras que el "NoMeLoTrago" me da vitalidad, me llena de energías...¡Vaya, que me entran unas ganas de coger una pancarta y cantarle las cuarenta a más de uno...!

Así que os cuento mi tratamiento, que me ha dejado como nueva, por si os sirve. Si os aplicáis alguna otra dosis, me contáis:
-El Gobierno dice que comprende el malestar de los españoles, pero es inevitable. No hay alternativas. NMLT
-El Gobierno dice que estos sufrimientos son necesarios. Pero saldremos de la crisis. ¡No lo podemos dudar! NMLT
-Con los recortes lanzamos señales inequívocas a los mercados: la prima por las nubes y la bolsa por el infierno. NMLT
-El Gobierno dice que la mayoría silenciosa aprueba sus reformas. NMLT
-Has vivido por encima de tus posibilidades. Los bancos no. Hay que rescatarlos. NMLT
-El Ministro Wert dice que las protestas por los recortes se basan en prejuicios. NMLT
-¡Qué mal Rato! Debemos indemnizar al banquero que se retira por su buen hacer. NMLT
-Las promesas electorales no sirven al llegar al poder: hay que adaptarse a las circunstancias NMLT
-Los políticos no mienten: se adaptan a las circunstancias. NMLT
-Banqueros y políticos no roban: sólo cogen prestado y devuelven con intereses. NMLT
-Los recortes sociales son por el bien común. NMLT
-Los políticos dicen: no podemos hacer nada, nos lo impone la UE ¿Sus privilegios también? NMLT
-La UE recuerda que España DEBE cumplir sus recomendaciones. ¿Recomendaciones? NMLT
-No podemos hacer nada: estamos a merced de los mercados. NMLT
-El dispositivo de seguridad para cumbre BCE en Barcelona, así como los cuadros del Congreso son a precio módico y razonable. NMLT
-Hay que hacer esfuerzos en favor de la Banca porque la Banca somos todos. NMLT
-Sólo se rescatará a la Banca con el dinero justo y necesario. NMLT
-Lo de Bruselas no es un rescate con condiciones. No estamos intervenidos.  NMLT
-Los que protestan son sólo unos pocos exaltados anti-globalización, gamberros y perroflautas. NMLT
-En Educación, subiremos la ratio de alumnos por clase, pero manteniendo la calidad de la enseñanza. NMLT
-Los recortes en Sanidad son una magnífica oportunidad para volver a la medicina alternativa y de nuestras abuelas. NMLT

Cuando te notas síntomas, ¿tú cuál tienes en tu mesita de noche, "NoMeLoTrago" o "MeLaPela"?

viernes, 20 de julio de 2012

Del Estado de Bienestar al Estado de Bienser


Vivimos tiempos convulsos donde lo que pensábamos inamovible tiembla bajo nuestros pies. Y el que parecía "sancta sanctorum" de nuestro sistema, su gran piedra filosofal, también. Y acudimos ahora a nuestro "muro de las lamentaciones" reclamando nuestro (ahora) huidizo Estado de Bienestar.
Este modelo general del Estado y de la organización social por el que el Estado provee ciertos servicios o garantías sociales a la totalidad de los habitantes de un país, ya no es lo que era. Parece que estas medidas dirigidas a mejorar la calidad de vida de la población, están en franca retirada.Yservicios públicos tales como la sanidad, la educación, los servicios de ayuda a las familias, los  servicios sociales y la vivienda social, las transferencias sociales (pensiones de vejez, viudedad y discapacidad), las intervenciones del Estado para proteger al ciudadano  en su condición de trabajador, consumidor o residente, o las intervenciones públicas encaminadas a producir buenos puestos de trabajo quizás sólo las veamos en un futuro en los libros de historia.
Parecía que el Estado de Bienestar era indisoluble de nuestra realidad. Y un buen día (¡justo ahora!) nos despertamos de este sueño, y resulta que no. ¡Que no lo teníamos ganado! ¡Que no era una situación intrínseca con nuestra evolución como sociedad!. ¡Que estaba condicionado!. Y que si costó décadas llegar hasta ese nivel de Estado de Bienestar, han bastado días para que se esfumase. Se demostraba, con ello, que no era más que una zanahoria que el sistema nos ponía para creernos libres, arropados y seguros, y así poder consumir y endeudarnos más y más.
El enorme exceso productivo agrícola fue la base del capital que llevó a la revolución industrial. La revolución industrial no se consolidó porque la clase preponderante quisiera liberar a sus siervos. Más bien fue porque se dieron cuenta de cómo unas cuantas "libertades adicionales" podían hacer de su ganado un factor maravillosamente más productivo. Cuando las vacas son confinadas en cubículos muy estrechos, terminan golpeándose las cabezas unas a las otras, generándose ellas mismas heridas e infecciones. Por lo tanto, los granjeros vieron más productivo darles más espacio, pero no porque quisieran ver a sus vacas más libres, sino porque querían más productividad y menores costes. A los humanos nos pasó lo mismo con nuestro "Estado de Bienestar": nos dieron todo este elenco de libertades adicionales, no con el propósito de liberarnos, sino con la intención de incrementar nuestra productividad. Y cuando los números fallaron, el espacio de nuestro cubículo se redujo inexorablemente.
La propia palabra "Bienestar" ya lo dice etimológicamente: "Estar bien". Y ESTAR  significa "Existir, hallarse en este o aquel lugar, situación, condición o modo actual de ser". Es decir, con este enfoque, nuestro sistema ya nos advertía que en un determinado momento podíamos "estar bien", pero también podríamos llegar a "estar mal". Y ese "Estado de Malestar" ha llegado y parece haberse apoderado de buena parte de nuestra sociedad.
Yo creo que mientras nos alojamos en el ESTAR, sea bien o sea mal, lo tenemos crudo. Nuestra situación dependerá de factores externos. Estaremos pendientes de las migajas que el sistema esté dispuesto a darnos. Y nuestra felicidad y logros en la vida vivirán los altibajos de una montaña rusa. No digo con ello que no debamos luchar para restablecer las injusticias que han propiciado el resquebrajamiento de ese Estado de Bienestar. Pero creo que es momento para despertar y fluir, para aprender de nuestra actual situación crítica y para buscar sin pausa nuestra libertad verdadera, escapándonos de esclavitudes, zanahorias y cubículos temporales planteados por el sistema. Ello nos exige alojarnos en el verbo SER (que significa "haber o existir"). Alojándonos en el SER, nadie puede condicionarnos, ni premiarnos o castigarnos según seamos buenos o malos, según hayamos vivido o no por encima de nuestras posibilidades, o según hayamos sido más o menos consumistas. En el nuevo "Estado de Bienser", no somos maleables, ni manipulables, ni cabe que nos dividan en buenos y malos, obedientes o del 15M, de derechas o de izquierdas. En el Estado de Bienser, nos hacemos auto-dependientes, y ahí no hay quien nos toque. Pero hay que "currárselo". Y romper con los paradigmas en los que hemos sido domesticados.

domingo, 15 de julio de 2012

Eres mayoría silenciosa: ¡que te jodan!

Ayer escuché con incredulidad a la Ministra de Trabajo afirmando que las últimas medidas del Gobierno son "duras" pero "inevitables" y han sido elaboradas con "sensibilidad" por un Gobierno que actuará con "comprensión y humildad". Según ella, habrá algunos que se resistan al cambio, pero la mayoría silenciosa de buenos españoles afrontarán los esfuerzos con aplomo y serenidad. Estas palabras se producían sólo horas después de los exabruptos de su compañera Fabra en la aprobación de los nuevos recortes con el ya famoso "¡que se jodan!"
Si has llegado a leer hasta aquí y no te han dado mareos, urticaria o arcadas, es que efectivamente eres de esa mayoría silenciosa que frente a viento y marea, frente a incumplimientos electorales e imposiciones de Bruselas, frente a las crecientes desigualdades sociales y el persistente castigo a los inocentes de la crisis, crees ciegamente en el salva-patrias de turno, el gran mesías que nos sacará de ésta, y te pliegas ante los grandes lemas del milenio: "no hay alternativas", "las circunstancias nos obligan" o "más Europa, más euro".
Ciertamente, cuando Báñez hizo estas afirmaciones, no sé si lo hacía sólo para alentar a sus huestes o para motivar a un electorado en franca retirada. Pero lo que sí sé es que lo hizo con un total menosprecio a la inteligencia y al dolor de millones de personas que están sufriendo unas medidas radicalmente injustas y bajo mentiras impuestas. Ellos sí pueden desdecirse frente a lo reiteradamente prometido en campaña electoral y flagelarnos impunemente, pero nosotros no podemos movernos ni abrir la boca. Somos la mayoría silenciosa. Somos esa masa informe que depositó sus votos en forma de "cheque en blanco", y ni pensar que para nosotros las circunstancias también hayan cambiado. ¡Se siente....!
Por todo ello, eres mayoría silenciosa si piensas que acudir a las manifestaciones de tu pueblo o ciudad es una pérdida de tiempo porque no se consigue nada. Eres mayoría silenciosa, si estás desempleado y tumbado en tu sofá, esperando que alguien te saque de ésta. Eres mayoría silenciosa si te están haciendo recortes y te quedas en tu puesto de trabajo hasta que escampe. Eres mayoría silenciosa si eres profesor y no transmites a tu alumnado la necesidad de tener una conciencia crítica y unas tragaderas muy estrechas. Eres mayoría silenciosa si eres policía antidisturbios y no te planteas si estás defendiendo leyes injustas, y golpeando a quienes luchan por tus derechos. Eres mayoría silenciosa si no dejas de quejarte de la situación, pero ante el televisor. Eres mayoría silenciosa si no buscas medios veraces para contrastar la información y te tragas lo que te echan por la "caja tonta". Eres mayoría silenciosa si el miedo a alzar la voz o a que te señalen te paraliza para reclamar justicia. Eres mayoría silenciosa si estás tratando de salvar tu negocio y sus empleos, y dejas que te apaleen una y otra vez. Eres mayoría silenciosa si te crees las mentiras para justificar unas medidas que cargan sobre nosotros los desmanes de otros.
¿Seguirás siendo mayoría silenciosa hasta que ya no haya marcha atrás?

jueves, 12 de julio de 2012

¿Adaptar los principios a las circunstancias?


Ayer escuché con estupefacción cómo el Presidente del Gobierno de mi país, sintiéndose respaldado por millones de votos, anunciaba una serie de gravísimas decisiones. Con ello contradecía radicalmente lo prometido, anunciado y reiterado hasta la saciedad durante meses, antes de llegar al poder. Fue la misma jugada que ya había hecho el Presidente anterior un 10 de mayo, que supuso el principio de su fin. Lo que más me llama la atención en ambos casos no es la enorme incoherencia, o la sensación de estafa, fraude o abierta mentira que tal actitud supone. Sino el hecho de que se amparen bajo el paraguas del gran oráculo del siglo XXI: "las CIRCUNSTANCIAS" (¡oh, oh...!)
Ya en posts anteriores, mi mujer y yo insistíamos en la importancia de distinguir entre Ideología y Principios, o entre Democracia y Libertad, confusiones éstas que tanto interesan a quienes tratan de mover nuestros hilos a su antojo. Y también en su día dábamos una importancia crucial a los Principios en estos tiempos que corren, al ser los que nos permiten unirnos como sociedad convirtiéndose en verdaderos antídotos frente al "divide y vencerás" que tratan de trasladarnos. Con razón me resulta tan repulsiva la tranquilidad con la que se escupe sobre esos Principios (no castigar a los más débiles, no subir impuestos, etc) alegando "cambio de circunstancias". ¿Quizás hubo un exceso de ligereza, ausencia de previsión o exceso de confianza en los super-poderes de "héroe universal" que uno adquiere al acceder a la Moncloa?¿Quizás es que se "juraron y perjuraron" dichos principios, hoy pisoteados, con afán electoralista? ¿O fue quizás que la cobardía, la conveniencia o la vanidad, ganaron la partida a la conciencia a la hora de hacer lo correcto, como ya decíamos en otro post?
Nuestra Constitución (que, por cierto, los que nos dirigen se pasan por el "forro" cuando se les antoja) en su artículo 14 establece que "todos somos iguales ante la ley". Y por ello entiendo que ese sagrado principio de "puedo cambiar de criterio en base a las circunstancias", se nos aplica al resto de los españoles, y no sólo al super-héroe Rajoy o Zapatero de turno. Si ellos pueden desdecirse de forma tan flagrante y bochornosa, ¿qué nos impide hacer lo mismo a nosotros? Es decir, si en 6 meses se es capaz de romper de forma tan palpable el contrato electoral con los millones de votos que te auparon, ¿con qué cara exiges que esos millones de votos sigan respaldandote 3 años y medio más en ese contrato que tú has hecho "añicos"?. Creo no equivocarme si afirmo que alguno que otro ciudadano de esos 10 millones de votos siente que "las circunstancias han cambiado" respecto a cuando introdujo su voto en las urnas, y que cambia su criterio dadas las "circunstancias". Incluso entiendo que miles y miles de personas, a pesar del teórico Contrato Social que existe, se vean amparados para iniciar una desobediencia civil masiva, ante el "cambio de circunstancias" que se viene produciendo y el exceso de leyes injustas que se nos amontonan. ¿Con qué cara se pretende criminalizar a los que protesten, alzan la voz, o practican cualquier tipo de insumisión en las circunstancias actuales? ¡Politicucho de turno! ¿Es que no te das cuenta que las "circunstancias" han cambiado?

domingo, 8 de julio de 2012

Vamos contracorriente: dos más dos son cuatro

Cada vez se va confirmando más mi teoría de que hemos "perdido el norte", o simplemente ya no sabemos distinguir las verdades más simples. Anoche mi marido y yo estuvimos viendo un vídeo muy aconsejable, ya que hemos dejado  definitivamente la "tele" que nos quieren hacer tragar (están empeñados en quitarnos el "pan", pero nos dejan el "circo"). Fue muy revelador y en la línea de lo que comentamos en nuestros posts.
El "meollo" de la cuestión es el siguiente: hemos olvidado o queremos olvidar lo básico, lo fundamental, lo más simple, para escudarnos en una verdad artificial mucho más compleja y que nos aleja de la realidad. Esto, que así de repente, suena muy metafísico, es muy simple: 2 + 2 = 4, por mucho que queramos disfrazarlo con rescates, con la globalización, con el "mercado", con las "hojas de ruta", y con otros tantos términos que al fin y al cabo están alejadísimos de nuestra cotidianeidad.
La monjita del vídeo incide en varias ideas que son claras para mí, contundentes y sobre todo DE CAJÓN (2+2=4). La primera de ellas es sobre el rescate a los bancos. Y yo me la llevo preguntando desde la primera vez que escuché esa "chorrada": "hay que rescatar a los bancos para salvar a la economía". Y plantea la obviedad de destinar el dinero a los ahorradores en lugar de rescatar a un banco que ha hecho una mala gestión. ¿Es que hay que premiar el "mal hacer" castigando a toda una sociedad? ¡Hay que recordar que esa deuda la pagaremos nosotros, nuestros hijos y quizás sus nietos!
Esta idea nos lleva a otro punto importante. ¿Quién les ha dado permiso a nuestros dirigentes para tomar decisiones sin nuestro permiso? ¿No se supone que nos representan? La sociedad deposita votos en las urnas, no cheques en blanco, y por lo tanto tienen que acatar sus compromisos electorales y responder de sus actos. ¿Que nos dicen ahora que las circunstancias han cambiado o que se han encontrado un panorama aún peor de lo previsto al comprometerse electoralmente? Para nosotros también la situación es nueva. Si realmente estamos ante un panorama tan diferente existen dos posibilidades: Primero, preguntarnos antes de tomar unas decisiones tan opuestas a sus compromisos iniciales (para eso se supone que estamos en una democracia) mediante referendum, etc Y segundo, si no se dignan a preguntarnos, tendrán que asumir la manifestación masiva de nuestro malestar. Tenemos derecho a decir lo que pensamos. ¿Cómo se atreven a descalificar nuestra libertad de expresión cuando nos están mintiendo en la cara y tomando decisiones por mí y por mis hijos, contradiciendo radicalmente lo que dijeron que no harían hace 6 meses? No entiendo semejante desfachatez. Si a ellos el sistema les tolera poder contradecir radicalmente lo que prometieron, ¿qué nos impide a nosotros poner en tela de juicio la legitimidad de su poder y representación popular? ¿Hasta cuándo vamos a aguantar que nos digan que les respaldan "no sé cuantos" millones de votos, a los que arrastraron con promesas escandalosamente incumplidas (por cierto, y para que no haya malentendidos: no hablo sólo del actual Gobierno, sino de cualquier partido que es incapaz de cumplir lo que promete: todos hasta ahora). Esta monja benedictina, médica y teóloga, no se muerde la lengua y aboga por una huelga general indefinida, hasta restablecer el marco de representatividad real.
Junto a a esto, señala un aspecto que deberíamos tener muy en cuenta, y en lo que quizás, por obvio, ni hemos caído: ahora mismo se supone que los políticos responden ante su electorado (¡jua, jua!), pero si dejamos la economía en manos de una entidad supranacional (¿os suena el "más Europa, más euro"?), internacional o independiente ¿estos ante quién responden?. 2+2=4
Un último aspecto que aborda es nuestra necesidad de cambiar nuestra dependencia del dinero y nuestra visión del trabajo. Algo que resumiría en que hoy en día vivimos para trabajar y no trabajamos para vivir. Nos prostituimos por llevar dinero a casa a fin de mes, sin cuestionarnos qué hacemos, qué aportamos a la sociedad, a quién "machacamos" por el camino, o a quién encumbramos con nuestro trabajo. Han conseguido que nuestro único objetivo en la vida sea pagar nuestras deudas. ¡Somos esclavos de por vida, sin corazón, sin alma y sin cerebro!
No hace falta ser Einstein para saber lo que pasa. Es matemática básica. 2+2=4

sábado, 30 de junio de 2012

Aprendo de MI tragedia


Hace unos días hemos vivido una pequeña gran tragedia en casa: murió Tintín, un precioso hamster, que nos acompañaba desde hace bastantes meses. Podría decir que, como en muchos aspectos de nuestra grave situación actual, era una muerte anunciada. Tras la ilusión inicial por la nueva mascota, nuestros niños empezaron a olvidarse de su mantenimiento periódico alimentándolo y limpiando su jaula, como se habían comprometido, ya que mi mujer y yo no podíamos asumirlo. De poco valieron nuestra insistenci, regañinas y algún que otro aviso que el noble animal ya les dio. No quisieron (o pudieron) verlo. Un día se lo olvidaron a pleno sol.
El llanto, la tristeza, la sensación de culpabilidad y la tragedia (en la dimensión de un niño de 10 años) les dejó una enseñanza que probablemente nunca olvidarán. ¡Qué pena tener que llegar a pagar un precio tan alto! Pero la experiencia nos ha enseñado que a muchos, lo que nos digan otros, o los avisos que las circunstancias o la vida nos dan, de poco valen hasta que sufrimos nosotros el hachazo de nuestra tragedia personal.
Es impresionante hasta qué límite la crisis, el desempleo, los parados, los desahucios e incluso la pobreza o la necesidad, han entrado a formar parte de nuestras conversaciones diarias de café. Pero lo curioso es que no lo fueran desde hace muchos años, en que millones de personas, como nosotros, han estado pasando calamidad. No nos pasaba a nosotros, a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros vecinos...La tragedia no nos tocaba. No había nada que aprender. No era preciso despertar.
Sin embargo, cuando ese aprendizaje no se produce por las buenas, con sabiduría, y sabiendo leer lo que la vida nos pide, parece que el Universo se encargarse de enseñarnos la vía, por el único camino que muchos saben: por el de la tragedia de lo cercano.
A pesar de ello, aún me sorprende observar que, estando la cosa como está, algunas personas sigan rehuyendo su responsabilidad. Lo veo como en el caso de mis hijos: hicieron dejación de ella. Y cuando uno deja su responsabilidad de lado, aparece inexorablemente el victimismo: "es que el otro día le dí yo de comer ya..."; "es que aún la jaula no está muy sucia..."; "es que ahora estoy muy cansado/a..."; "es que no no dije nunca que me encargaría del hamster...".
EN nuestros días, y aunque seamos adultos, si no asumimos nuestra responsabilidad, aparece sin dudarlo el victimismo: "la culpa es de Merkel o de la prima de riesgo..."; "es que los especuladores financieros..."; "es que el anterior Gobierno..."; "es que mi empresa o mi jefe..."; "es que a mí nunca me dijeron o me enseñaron...".
¡Qué pena de nosotros! El Universo se ha confabulado en nuestra contra, y nadie nos lo resuelve...¿Cuándo dejaremos de culpar a otros, de sentirno "victimitas", y empezar a coger nuestro "toro por los cuernos"? ¿Que eso exoigirá esfuerzos? ¡Pues claro, como el que les suponía, para su edad, a mis hijos responsabilizarse de su mascota...Quizás suponga saber vivir con menos, cambiar de estilo de vida, de trabajo, de prioridades...Pero no hay NADA, absolutamente NADA, que no dependa de nosotros. Las circunstancias externas pueden ser las peores, la tragedia puede cebarse con nuestro entorno, pero si asumimos nuestro rol y nuestra reponsabilidad (incluyendo la de sentirnos UNO con los demás), no hay nada que temer. Y ojalá que no necesitemos muchas tragedias para despertar a esa realidad.

miércoles, 20 de junio de 2012

¿Subirnos a la mesa?

En casa estamos en etapa de pre-adolescencia con nuestros dos hijos mayores. Por ello, este fin de semana quisimos ver con ellos una película para reflexionar juntos aspectos como el "borreguismo", el cuestionamiento de lo establecido, la presión de los que nos rodean, la rebeldía... Ha conseguido su objetivo en casa. Y vista de nuevo tras tantos años, "El club de los poetas muertos" me ha hecho ver su plena actualidad en estos tiempos que corren.
En general me parece un alegato maravilloso hacia el libre-pensamiento, el ahondar en nuestro ser interior, y el huir de lo establecido, de lo políticamente correcto y de las normas que nos convierten en seres grises y alejados de una esencia divina que nos hace únicos.
Pero especialmente me parece apoteósica la escena final: en ella, el señor Keating, profesor de literatura acusado injustamente de haber incitado al suicidio a un alumno, recoge sus cosas tras ser expulsado del colegio, mientras se lee en voz alta cómo encasillar lo encasillable: la poesía. El director, tan sólo obsesionado con las normas, la tradición y la corrección oficial, usa la disciplina con los alumnos, tratando de reconducirlos a un redil puesto en entredicho por el expulsado. Algunos de los alumnos, ante la flagrante injusticia que ellos mismos, por acción u omisión, han cometido con Keating, quien había despertado en ellos su verdadera esencia, se suben a sus mesas. El gesto, bajo el famoso grito de "¡Oh, mi capitán, mi capitán!", es no sólo un reconocimiento a su ex-profesor, sino todo un símbolo de la necesidad de ver las cosas desde otra perspectiva.
No puedo de dejar de ver en ese perverso director a tantos y tantos que dicen que  alzar la voz contra las injusticias es de delincuentes y terroristas; a tantos que tratan de crearnos miedos con la excusa del euro, de la prima de riesgo o de Irán; a quienes nos imponen un modelo que prioriza los intereses de los bancos y las corporaciones sobre los de millones de personas en la pobreza o el desahucio; el de quienes creen que SU verdad nos salvará a todos....Y no puedo dejar de ver en Keating al símbolo de nuestro YO más auténtico: aquél en mayúsculas, que se olvida de esclavitudes por hipotecas,  propiedades o estatus; aquel que se arriesga por cambiar las cosas frente al "status quo"; aquel que nos anima a despertar de nuestro sueño de irrealidades, de dualidades ideológicas y de falsos enfrentamientos.
Las preguntas de mis hijos al acabar la película fueron antológicas, y las escribo aquí por si alguien se anima a responderselas en su caso:
-"Papá: si el profesor era bueno, ¿por qué le acaban echando del colegio y debe irse?"
."¿Por qué hay alumnos en esa clase que se quedan sentados y no se levantan?"-
-"¿No van a hacer una segunda parte de la película, para que TODA la historia acabe bien?"

Estoy convencido que está en nuestra mano hacer esa "segunda parte" de la historia. Con nuestras vidas.




viernes, 15 de junio de 2012

La Libertad y sus hérores cotidianos

Esta semana he incorporado a mi lista de héroes a mi primo. En esta lista no aparecen Superman, Spiderman, Merkel, Rajoy o Benedicto XVI. Aparecen personas reales, de carne y hueso, y que han sido o son capaces de optar por la libertad a pesar de las expectativas de su entorno y de los condicionamientos de su trabajo, educación, ideología o religión. En su caso, ha trabajado como auditor para una gran multinacional, y actualmente era director financiero en una famosa empresa nacional de alimentación. Debieron quedarse "alucinados" en ella cuando dijo que se iba, sin ningún trabajo a la vista, simplemente para dar prioridad a las cosas importantes de la vida. Esas que su azarosa vida profesional estaba eclipsando. Ahora medita, absorbe como una esponja, vive el presente con intensidad y se va durante una temporada a un proyecto social en República Dominicana. Está en mi lista porque ha sabido salirse de su rueda de la rata, a pesar de muchos condicionamientos y obstáculos en contra. Y ha sabido enfrentarse a la coherencia, el gran reto de nuestro tiempo.
Hace unas semanas también incorporé a esa lista a una monja que apareció en un programa de televisión, y que quizás por su edad, o por su fe, tuvo la libertad de manifestarse en contra de su Iglesia en la toma de ciertas decisiones. El periodista se quedó boquiabierto con su actitud crítica, y ella, con una pasmosa serenidad contestó que no tenía jefes, y que era libre desde que nació (ver vídeo). Conozco a pocos que puedan decir lo mismo.
Dice Jorge Bucay que la libertad consiste en ser capaz de elegir entre lo que es posible para mí y hacerme responsable de mi elección. Ni la omnipotencia como punto de partida ("yo hago lo que me da la gana") ni la obediencia debida ("hago hasta donde puedo o me dejan hacer"). Ni es cierto que la libertad absoluta no existe, ni lo es tampoco que consista en hacer lo que se debe. Coincido con él en que sólo podremos dejar de ser imbéciles morales cuando recuperemos nuestra propia moral, cuando dejemos de creer que otros tienen que decidir o prohibir por nosotros. Y eso tiene mucho que ver con la parálisis actual, a pesar de tantas injusticias diarias a golpe de telediario y de boletín oficial del Estado.
Por eso mi lista de héroes es tan escasa. En ella no está un Presidente del Gobierno que sigue los dictámenes de Bruselas. Ni una oposición que dice una cosa y la contraria según el cargo o el momento. Ni muchas personas sindicalistas, de derechas o de izquierdas, que se ven obligados a defender propuestas bajo unas siglas aunque no vayan con sus principios. Ni tantos representantes políticos o del Estado que se escudan en lo legal para encubrir lo injusto.Ni muchos fieles que se pliegan a dogmas, incoherencias o incluso injusticias sin ninguna actitud crítica. Ni tantas y tantas personas condicionadas por una hipoteca, por un status social, por "el qué dirán", o por una inercia laboral que les hace presos en una cárcel de cristal. No están tampoco los que no han sabido trascender las ataduras de sus padres, ni los obsesionados con una reivindicación, por muy justa que sea. Tampoco los reos de la autocomplacencia o los necesitados de reconocimiento y estima social. Ni los adictos/as a relaciones de pareja esclavizantes, a los celos o a la revancha por la ofensa recibida. Tampoco los que se creen sus propias mentiras, ni los fundamentalistas de "su" verdad. Ni por supuesto los que están sólo pendientes de su número de seguidores en twitter o facebook, o de la última novedad para su smartphone. Ahora que lo pienso, es que hay muchas ataduras que nos esclavizan, y no nos damos cuenta de que es momento ahora de romperlas.
En esa lista de héroes, sí está el médico que antepone su labor humanitaria a los dictámenes políticos del recorte. También el parado que supera su frustración para descubrirse como escritor de éxito. Cómo no: tantos y tantos yayoflautas, que enfrentándose a su edad y al "qué dirán" alzan su voz contra tantas injusticias. El político que lucha contra la mediocridad política de su partido en plena mayoría absoluta. O la ciudadana que toma las riendas de su pueblo ante los excesos de los políticos "profesionales". Indudablemente también, los utópicos realistas que crean empresas sociales para integrar socio-laboralmente a los excluidos. Y están en mi lista de héroes, porque no hay nada más motivador que ver a alguien actuando con plena libertad a pesar de su entorno y de la corriente dominante.
Sé que es muy difícil entrar en mi lista. Ojalá mis niños estén en ella pronto. Y ojalá yo también algún día. Espero poder ayudarles a ello, quitándoles ataduras y dándoles herramientas para ser independientes, así como una actitud flexible y crítica para todo lo que se encontrarán en el camino.
¿Qué seríamos capaces de hacer si nos quitáramos este miedo de encima?

sábado, 9 de junio de 2012

¿Que no hay alternativa? ¡Hacer lo correcto, idiota!


[Clinton en su campaña electoral de 1992, defendiendo su modelo, no paró de repetir la frase "Es la Economía, idiota", que luego se convertiría en todo un icono.]


No comprendo nada. Esta es la sensación que tengo en muchas ocasiones.Últimamente, y mirando la situación, no paro de preguntarme si no estamos locos en este mundo en que vivimos. La verdad, no acierto a comprender  el modo de pensar de algunas personas y menos aún ciertas actitudes y comportamientos: banqueros que se van con indemnizaciones millonarias después de hundir su empresa, políticos que no son capaces de asumir sus propios errores o de cumplir sus promesas, responsables de altos poderes del Estado que no tienen ni el más mínimo reparo en justificar gastos privados a cargo del dinero público, miles de familias desahuciadas de su hogar mientras "los de siempre" "apañan" un rescate multibillonario para una banca culpable de la situación...
¿Cómo hemos podido llegar a esto? ¿Cómo podemos ahora aceptarlo sin mover un dedo por lo que es correcto? ¿Cómo no entendemos que es momento de dejar atrás los viejos patrones de aceptación borrreguil?
Lamentablemente, estamos tan metidos en nuestra visión reducida del mundo, la que me afecta a MÍ solamente, que perdemos la perspectiva. Por eso resulta tan fácil quedar atrapados en las dicotomías dialécticas de las ideologías, los métodos y las opiniones (de derechas o de izquierdas, de austeridad o crecimiento, católicos o laicos...). Siempre nos dan dos opciones para que elijamos: MI Mundo en blanco y negro (ME han bajado el sueldo, ME han subido la luz, ME he quedado en paro, ME hacen pagar los medicamentos, ME han aumentado las horas de trabajo, ME, ME, ME...)
Hemos de ser capaces de dar unos pasos hacia atrás y contemplar el paisaje en su conjunto. Entonces sí que NO podemos quedarnos de brazos cruzados. En ese momento, MI Mundo deja de ser en 2 colores, y adquiere miles de matices: la de la realidad de la Injusticia que se nos inflige como sociedad, como comunidad. No caben entonces engaños.

Hace unos días, escuchando una conferencia (los cascos inalámbricos son la mejor herramienta de la supermujer-maruja-trabajadora-familyflauta) me topé con la siguiente cita de Martin Luther King:

"La cobardía pregunta... ¿es seguro?
La conveniencia pregunta... ¿es políticamente aceptable?
La vanidad pregunta... ¿es popular?
Pero la conciencia pregunta... ¿es lo correcto?
Y llega una hora en la que la persona debe tomar una posición
 que ni es segura, ni es políticamente aceptable, ni es popular,
 pero debe ser adoptada porque
 ES LO CORRECTO."

Esto es lo que he estado buscando. No hay duda. Se puede decir más alto, pero no más claro.



domingo, 3 de junio de 2012

Despertar y fluir

Mi mujer y yo llevamos varios años de intenso cuestionamiento a muchos niveles (algunos dicen que "ser consciente" consiste en hacerse preguntas, y no tanto en encontrar respuestas). Y de esas preguntas surgen muy diversas alternativas. Son tiempos de intensos cambios. Cambios que, creemos, nos van a llevar a una nueva situación que estamos seguros que va a ser mucho mejor que la que hemos vivido hasta ahora. Pero para llegar a esa primavera, es preciso pasar por el invierno. Y probablemente el invierno más crudo aún no ha llegado, especialmente para ciertas personas que lo van a padecer con una enorme virulencia (desempleo, pobreza, enormes desigualdades, etc).
Algunos dicen (y nosotros lo creemos) que cada persona tiene una vibración, una forma de interactuar con su entorno, y de establecer prioridades. Y dependiendo de las propias elecciones en la vida, y del modo en que percibimos lo que nos rodea, creamos nuestra propia realidad. Y es ahí donde mi mujer y yo nos encontramos en la necesidad de combinar dos actitudes a priori contradictorias:

1.-Cuando iniciamos este blog, hace algo más de dos meses, nos dábamos cuenta que había muchas personas, en nuestro propio entorno, que no iban a entender los retos que estos acontecimientos nos iban a plantear: algunos viven bajo el miedo continuo (a perder el trabajo, a que nos tenga que rescatar Europa, a la prima de riesgo...); otros viven en la esperanza de que todo vuelva a ser como antes, y que recuperemos nuestro tren de vida, nuestra capacidad de consumo, etc; otros prefieren optar por el inmovilismo, ya que consideran que el destino está marcado desde arriba, y que por mucho que hagamos las cosas no pueden cambiar; los hay también que siguen creyéndose las mentiras de este sistema, o que entran de lleno en las dualidades que nos plantea para tenernos entretenidos (izquierda-derecha, 15M o no, católico o no, ...).
Ante esta situación, y la convicción de que con nuestro pensamiento y actitud somo capaces de CREAR realidades, mi mujer y yo decidimos iniciar la travesía de este blog, y hacer públicas las reflexiones que hacíamos y hacemos en casa. La intención no era (ni es) otra que la de hacernos cómplices de quienes buscan y se plantean interrogantes, y están dispuestos a DESPERTAR y ser realmente CONSCIENTES de una nueva realidad que se nos viene encima. De ahí que hayamos expuesto lo importante de salir de nuestra rueda de la rata, de darnos cuenta del poder de nuestro NO, de unirnos en torno a principios y no a ideologías, de poder diferenciar libertad y democracia, de convencernos del contra-poder que puede tener la indignación colectiva, o incluso la fuerza de la desobediencia civil, diferenciando lo legal y lo justo.

2.-Sin embargo, y en paralelo a lo anterior, desde un primer momento, mi mujer y yo hemos estado convencidos que el invierno había que pasarlo. Que muchas personas, incluidos nosotros, tendríamos quizás que pasar fatigas, dificultades y momentos difíciles, para entender ciertas realidades que de otra forma nos pasarían desapercibidas o no estaríamos dispuestos a asumir. Entendíamos (y entendemos), pues, que tan importante o más que DESPERTAR es el FLUIR y DEJARSE FLUIR (es decir, no luchar hasta agotarse contra  corriente). Y ello especialmente cuando las cosas se tuerzan, cuando empeoren, cuando no entendamos el sentido de muchas situaciones, y cuando ese invierno se recrudezca para muchos. En este ámbito hemos querido aportar la necesidad de abrir nuestras ventanas desde dentro, de convertirnos en niños-anguila, o de estar dispuestos a vivir con menos y compartir. 

Sabemos que algunas de las personas que leen este blog, nos tienen etiquetados como "familia cañera" que participa en el 15M y que con planteamientos, quizás para muchos, radicales, quieren cambiar el mundo. Y sabemos que otras personas creen que estamos en una onda espiritual y de dejarse fluir, teóricamente contraria a lo anterior. Y como bastantes de ellos nos han planteado esta cuestión últimamente, hemos querido clarificarla en este post: creemos que es bueno que despertemos a una nueva consciencia, y que ello nos va a permitir vivir mejor los cambios que se avecinan. Pero al mismo tiempo creemos que cuando estos cambios lleguen (y muchos ya están aquí) deberemos ser capaces de fluir, de dejar estar las cosas y de convivir con ellas. 

viernes, 25 de mayo de 2012

Las ventanas se abren desde dentro

Que es preciso renovar este aire tan viciado que nos rodea es una obviedad. No podemos quedarnos con tanta injusticia, con tanta desesperación, con tanta añoranza de tiempos pasados, con tanto miedo a lo que pueda venir....¡Aire fresco, por favor! ¡Una gran bocanada de aire fresco!
Sin embargo, aunque este sentimiento debe ser compartido por millones de personas en estos momentos, quizás no resulte tan compartida la forma en que dicho aire nos debe llegar. Y una conferencia de Emilio Carrillo que veíamos mi mujer y yo anoche, me resultó tremendamente ilustrativa al respecto. Sí, porque me da la sensación que todos esperamos con ansiedad la llegada de esa brisa refrescante y renovadora. Pero curiosamente casi todos esperamos que venga desde fuera. Bien sea de Rajoy, de Merkel, de Hollande, del FMI, o del Banco Central Europeo...Es decir, esperamos que desde fuera nos abran esa ventana que permita que el aire entre y nos apacigüe.
Pero las ventanas nunca se abren desde fuera. ¿Acaso os imagináis tener que trepar por las paredes de los edificios para poder abrir las ventanas de las casas? Las ventanas se abren desde dentro. Y aunque el símil resulte muy simple, creo que en momentos como los actuales, la sencillez de los conceptos debe llamar a nuestra puerta.
En el fondo, muchas personas quieren que la ventana se abra desde fuera, porque prefieren quedarse sentados en su sofá o en su butaca en lugar de tener que molestarse en levantarse, girar el pomo de la ventana y desplazar sus bisagras.  Prefieren que alguien les solucione la "papeleta" y les permita volver a su vida de antes. ¿Acaso no escucháis a diario millones de veces la frase: "A ver cómo nos sacan de ésta"? ¿O esa otra de: "Esperaremos a ver qué pasa"? ¿O la de "Ya veremos cuando vengan tiempos mejores"? ¿Y si no vinieran o no volviéramos al nivel de antes? ¿Y si nadie aparece volando por la ventana y nos la abre? ¿Seguiremos con la ventana cerrada con este aire tóxico e irrespirable?
Las ventanas, de toda la vida, se abren desde dentro. Y los tiempos que corren, nos obligan a actuar desde dentro, desde nuestro interior. Priorizando otras cuestiones en la vida. Colocando el consumismo, el dinero y la competitividad en lugares mucho más secundarios. Trabajando en equipo como sociedad o incluso, como planeta, en lugar de con la individualidad y egoísmo que han predominado estos años. Olvidándonos de ideologías, de izquierdas y derechas, y centrándonos en principios y en libertades. Asumiendo que quizás no podamos cambiar de coche, viajar en avión, irnos de "compritas" o comer fuera de casa cuando nos apetezca. Pero disfrutando de las cosas que verdaderamente valen la pena: la familia, los amigos, el presente, nosotros mismos...
No digo, con ello, que debamos ser conformistas. ¡Todo lo contrario! Es imprescindible renovar este aire viciado por culpa de la falta de escrúpulos de unos pocos. Y es fundamental ser exigentes y levantarnos colectivamente contra esas injusticias, diciendo NO con rotundidad a tanto desmadre. Pero incluso para eso, hace falta abrir la ventana desde el interior, en lugar de quedarnos en nuestro sofá. Es preciso dejar de ser conformistas, conservadores, cómodos o simplemente miedosos.
¿Y si probamos a levantarnos y abrir nuestra ventana?

lunes, 21 de mayo de 2012

Tenga un niño-anguila para aprender con la crisis

Mi segundo hijo, como los otros dos, es un ser especial. Pero éste tiene unas especiales dotes para iluminarnos en los momentos actuales de convulsión y crisis que nos azotan. No sé si será un niño índigo o qué. Pero es tremenda su capacidad de adaptación a las circunstancias, por muy crudas que sean para él.
Con sus 9 años, es travieso y despierto como el que más. Y eso le lleva a hacer travesuras y a tener los lógicos roces con sus hermanos en estas edades. Sabe que en esos casos, sus acciones tienen consecuencias, y debe responder por ellas. Pero a diferencia de sus hermanos, si a él le toca un castigo o una reprimenda, tiene el maravilloso don de adaptarse a la nueva circunstancia que ello supone. Y no por dejadez, o por evasión de la realidad, sino porque tiene la facultad de ver lo positivo y la oportunidad, en lo que los demás ven un castigo o una situación negativa. Si se le castiga con irse a pensar a su cuarto, está encantado porque eso le permite meterse de lleno en su rica imaginación. Si se le envía a llevar la basura por alguna fechoría, está encantado porque eso le permitirá ver a su amigo al pasar por la puerta. Si se le separa momentáneamente de los juegos de los demás, se alegra porque así puede tener un ratito para hablar con mamá o papá "para él solito" (como le gusta decir). Por muchos obstáculos y piedras que se pongan en su camino, como si de una anguila se tratase, él sabe esquivarlas, y encara el siguiente repecho del río con más fortaleza y decisión que antes. Para unos padres es frustrante en lo relativo a tratar de imponer consecuencias a sus actos desviados, porque a veces nos deja desarmados. Pero para él puede ser un seguro de vida en los tiempos que nos tocarán vivir.
¡Ojalá todo el mundo sepa ver una oportunidad en los duros momentos que nos aguardan! ¡Ojalá haya mucha gente que sepa ver la oportunidad en la crisis, la forma de rehacer nuestros principios y nuestros valores en base a los "palos" que la vida nos da! El futuro que nos aguarda no va a ser fácil, y sólo aquéllos que sean capaces de adaptarse con flexibilidad al cambio de situación, y al nuevo estilo de vida que nos aguarda, podrán sentir que la vida les sigue sonriendo. Como a mi hijo-anguila, después de su castigo.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Experiencias familiares en torno al 15M

Como mi familia y yo estamos indignados, este pasado fin de semana ejercimos de tales. #SoyFamilyFlauta y  pude llevar a mis niños a la manifestación y posteriores asambleas del 15M en Málaga. Creo que fue una magnífica oportunidad para que conocieran de cerca a miles de personas inconformistas que estaban dispuestas a movilizarse para que las cosas cambien. Les sirvió para darse cuenta que quedarse sentado/a en el sillón criticando al político de turno o al sistema, no es la mejor estrategia para que las cosas cambien. Y pudieron conocer lo heterogénea que es la realidad, con miles de personas, de todas las edades, sexo y condición, y con intervenciones de lo más variopintas o incluso contradictorias. Esa es la gran riqueza de la movilización social, y de un movimiento tan líquido como el 15M. Pero también el punto flaco que tratan de aprovechar sus detractores.
Mis niños no entendieron que se dijeran "palabrotas", que se ondearan ciertas banderas o se cantaran canciones en contra de ciertas ideologías o confesiones, como se proponía en los vídeos de la convocatoria. Y ahí debo darles la razón: el 15M debe aspirar a aunar esfuerzos, no a imponer ideologías, banderas, o lemas que pueden herir al que tenemos al lado (muchos de los allí presentes podían ser católicos, monárquicos o incluso de los 10 millones de votantes del PP). Creo, con rotundidad, que se debe huir de ideologías, y unirnos en torno a principios. Esos mismos que están siendo flagrantemente atacados en estos momentos. De lo contrario estaremos poniendo en bandeja a los poderosos su estrategia del "divide y vencerás".
En Málaga, la convocatoria del sábado coincidió con la Noche en Blanco, llena de eventos culturales por todos lados. Era un momento muy propicio para que las decenas de miles de personas que abarrotaban las calles, se hubieran volcado también con la manifestación. Y aunque ésta fue multitudinaria, creo que no resultó "apabullante", como hubiera sucedido de acudir a ella una mínima parte de los participantes en esta velada cultural. Me preguntaba por qué. Y también lo hice ayer al ver la capacidad de movilización que la última jornada de fútbol tuvo tanto en Málaga como en el resto de España, con miles de personas animando, sufriendo, llorando y movilizándose por algo tan banal como quedar el tercero o cambiar de categoría un año. ¿Por qué? ¡Menudo desperdicio de energía colectiva!
Desde hace meses, hablo con mucha gente sobre la situación actual, la crisis, y la necesidad de movilizarse y actuar. Ha sido uno de los grandes efectos de este blog. Y TODOS, absolutamente TODOS, me han manifestado su amargo descontento, su frustración, su indignación y su cabreo. Es decir, de una forma u otra, todos eran 15M. Sin embargo, a la hora de reconducir dichos sentimientos hacia algo que permita cambiar la situación, comparativamente son pocos de ellos los que aportan y menos aún los que se movilizan. Y al preguntarles la razón, me encuentro con varios tipos de respuestas:
  • Algunos consideran que en todas estas movilizaciones y exteriorizaciones de indignación colectiva, hay más violentos y gamberros, y o bien muestran su miedo, o bien no quieren ser señalados como tales. Es decir: son los que el Gobierno y sus medios afines han logrado meterse en el bosillo con sus argumentos de criminalización y de generalización de las excepciones. En estos casos será crucial el trabajo de comunicación y contra-propaganda del movimiento 15M.
  • En otros casos, se tiene la sensación de que ha habido pocas concreciones desde el año pasado, y que se avanza poco, con lo cual, prefieren no perder el tiempo si no se va a conseguir un resultado. Su respuesta suele ser: "¿Para qué, si al final no se consigue nada o todo sigue igual?" Este peligro de la sensación de inmovilismo aumenta por el carácter de "catarsis colectiva" que estas manifestaciones tienen: para muchos es la única forma de desfogar su rabia, de gritarle a las injusticias, y de insultar a quienes creen sus culpables. Ello puede ser necesario, pero en mi opinión claramente insuficiente. Opino que es crucial centrar la presión en un punto, que sea de clarísimo consenso en cuanto a su injusticia, y una vez conseguido éste, pasar al siguiente, recogiendo el entusiasmo colectivo por su consecución. Gene Sharp lo dice claro en su manual. Pero creo que con tantísimas comisiones y asambleas, la batalla de la gran opinión pública se puede estar perdiendo (aunque estemos de acuerdo en que si queremos estar verdaderamente informados, deberemos apagar la televisión)
  • En otras ocasiones, el inmovilismo se justifica en la necesidad de crear una estructura en forma de partido o asociación, que permita canalizar las propuestas que puedan surgir del movimiento 15M. Sin esa estructura jerarquizada y disciplinada, creen que todo son gritos y propuestas inconexas. Y simplifican el enorme trabajo avanzado por miles de comisiones durante todo este año. El debate surgido en el seno del 15M sobre la necesidad o no de dicha estructura parece estar siendo rentabilizado por sus adversarios. ¡Seria llamada de atención para no perder el Norte y las energías en aspectos secundarios! En mi opinión, no se trata de crear un organismo o un ente más, que entre en la dinámica viciada de los demás partidos, organismos o instituciones. Se trata de generar un verdadero contra-poder, que de forma simple y sencilla delimite las líneas rojas que la ciudadanía no está dispuesta a tolerar. Y esas líneas rojas NO son ideológicas. Son principios éticos y morales que no deberían haberse nunca traspasado, y que son comunes a cualquier ideología.
  • Finalmente otros, por su situación personal, familiar o laboral, no pueden participar en las concentraciones, o acampadas. Es cierto que éstas supusieron, por su visibilización el pasado año, un destacadísimo punto de inflexión. Pero el Gobierno y las fuerzas de seguridad, parecen haberlas neutralizado con la doble herramienta de los horarios limitados y los desalojos a horas intempestivas o de menor afluencia de personas. Creo que obsesionarse con las acampadas sería un error. Hay muchísimos mecanismos de protesta. Contra Milosevic, en el gélido invierno de los Balcanes, se veía desfallecer el movimiento presencial en las calles, y se optó por acallar los telediarios gubernamentales con monumentales caceroladas diarias de todo el país a la misma hora. Fórmulas hay de sobra. Lo que no debe dar la sensación es que el movimiento se diluye, que se centra en infinidad de comisiones o asambleas de utópicos sin concreción, y que trabaja a golpe de conmemoración. La presión debería ser, en mi opinión, continua y acorde a las posibilidades de mantener el pulso. 
Creo que en parte la batalla de la apatía colectiva y de la comunicación interesada de los poderosos podría ganarse con un poco de estrategia. Está bien (y es fundamental) que se vea la indignación, la diversidad y el alud de propuestas sobre la mesa. Pero todavía es más importante que se vean logros concretos, que permitan incrementar las expectativas de los apáticos, a la vez que el miedo en los que nos imponen las injusticias. Y en ello creo que estamos pecando de inconcretos y generalistas.
Nuestros objetivos deben cumplir la técnica S.M.A.R.T. Deben ser específicos (specific) siendo lo más detallados posible. Deben ser mensurables, es decir debe poder medirse su progreso y eficacia. Deben ser alcanzables: si bien es admirable ser agresivos con las metas, establecer su valor demasiado alto haciéndolas inalcanzables, puede ser contraproducente y desmotivador. Deben estar orientados hacia los resultados, enfocándose siempre en lo que se quiere, y no en lo que NO se quiere, y estableciendo metas de manera positiva. Y deben tener tiempo determinado (time-limited) o fecha de caducidad.
En mi opinión las 5 razones u objetivos que se habían propuesto para salir a las calles el 12M15M, en la forma en que estaban formuladas, no cumplían los requisitos anteriores.

  1. Ni un euro más para rescatar a los bancos.
  2. Educación y Sanidad públicas y de calidad. 
  3. No a la precariedad laboral. No a la reforma.
  4. Por una vivienda digna garantizada.
  5. Renta básica universal.

Por supuesto que son más que justas y pertinentes, pero formuladas así, sin los criterios anteriores, no dejaban de ser un "desideratum". Un slogan para aunar esfuerzos en una convocatoria. Pero no una exigencia tajante, a modo de puñetazo sobre la mesa que dejase claro a quien corresponda lo siguiente: "Hasta no conseguir esto no vamos a parar. Y cuando consigamos esa, vamos a por la siguiente".

Como en otras cuestiones, quizás interese mirarse en el caso islandés, y cómo en la formulación y exigencia paulatina de las reivindicaciones no cabían "medias tintas". Era "O SÍ O SÍ". Y estaban formulados de forma específica, medible, eran claramente alcanzables (como su consecución ha demostrado), iban enfocados a un resultado positivo, y no se dejaba de ejercer presión hasta que ese objetivo se lograse:

  1. Dimisión del primer ministro, el conservador Geir  H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque.
  2. Convocatoria de elecciones anticipadas.
  3. Someter a referéndum la devolución de la deuda a G.Bretaña y Holanda.
  4. Nombramiento de ciudadanos para crear una nueva constitución.
Estoy con Antoni Gutiérrez en que el #15M es pura poesía política cargada de inteligencia. Pero debe utilizarse esa poesía, esa inteligencia y su enorme caudal de energía creativa para deshacer una a una las grandes injusticias que nos están imponiendo "a los de abajo". Usemos para ello la astucia, la estrategia y la concreción paulatina y consensuada.

jueves, 10 de mayo de 2012

El síndrome de la estatua o la parálisis "acongojante"

Ya no estoy indignada. Sencillamente, estoy muy cabreada.

Hace unos días escuché en la televisión que, en Cataluña, como estaba la cosa tan mal con esto de la crisis, no había más remedio que cobrar 5 euros a cada enfermo de los hospitales en concepto de comida. Es  razonable, ya que el sistema no puede soportar la carga de elaborar esos  deliciosos y nutritivos manjares de la Nouvelle Cuisine hospitalaria a cargo del gasto social.

 La siguiente noticia me dejó aún más perpleja: el formidable despliegue de seguridad para la reunión del CBE en Barcelona (a precio razonable, claro ¿?), tan sólo igualable al que en su día se organizara en torno a los juegos olímpicos del '92. Para colmo, en las imágenes se podía ver a los dirigentes sentados en un lujoso hotel preparándose para tomar su almuerzo, que, digo yo, supongo que a estas alturas será una sopita de picadillo y un revueltito de patatas con judías de esos de toda la vida ¿no?, a la vista  de lo mal que anda el presupuesto... #nomelotrago

Y ahora me vienen con lo de Bankia... ¿Es que me ven cara de tonta? Pues me temo que sí, y seguramente estarán en lo cierto porque  nos hacen tragar con ruedas de molino, nos inundan de mentiras mientras nos roban... sí, no me he equivocado de palabra: NOS ROBAN, porque el dinero público es dinero de todos y que yo sepa no hemos dado nuestro consentimiento para que se use para salvar a la banca en vez de en Sanidad o Educación. Sí, sufrimos, como decía un amigo nuestro, el síndrome de la estatua. Yo, más gráfica, como siempre, le llamo el síndrome de la parálisis acojonante, pero al fin y al cabo es lo mismo: el miedo nos paraliza y nos atonta. El miedo nos hace mirar al otro con recelo, pero yo no me muevo, no me hago notar, miro para otro lado,  por si acaso ... mientras a mí no me toquen, que cada uno defienda lo suyo. Pues no vamos a tardar mucho, porque todos estamos en el punto de mira.


Por si no nos hemos dado cuenta, se apela a la necesidad de austeridad, mientras nuestros dirigentes se regalan en autobombo, comilonas y reuniones donde no hacen más que darse palmaditas en la espalda a cargo de la hacienda pública. Los directivos de bancos y grandes empresas no renuncian a indemnizaciones millonarias que pagaremos entre todos los ciudadanos. Por cierto, que yo sepa, a un trabajador raso no se le "indemniza" si dimite o renuncia a su puesto de trabajo. Se hacen recortes que nos afectarán a todos mientras se "rescata" a aquellos que con su codicia han desatado esta crisis. Y estoy de acuerdo en que esta situación la hemos creado entre todos, pero coincido plenamente con Francisco Álvarez, ex-vicepresidente de la Bolsa de París, en que no todos nos hemos responsabilizado por igual. La gente de a pie ha perdido sus casas, su trabajo y, ahora, sus derechos. Los empresarios pierden sus empresa y sus trabajadores. ¿Y los bancos? ¿Y los dirigentes que han permitido esta situación? A ellos se les ayuda o se van de rositas o a una de esas empresas que en su día protegieron y en la que ocuparán un alto cargo.



Nosotros mientras, con nuestro síndrome, sentados en el sofá viendo la tele tragando noticias absurdas o el fútbol.


A mí, el cabreo me ha despertado del letargo. Ya no me basta estar indignada, hay que levantarse y andar.





lunes, 7 de mayo de 2012

Endeudarse o no: esa parece ser la cuestión

Desde que estalló la crisis, ha habido muchos que no han parado de repetir un mantra sermoneador que pretenden universal: "Es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades". Pues la verdad, depende de quién. Que se lo pregunten a los cientos de miles que ya iban a los comedores de Cáritas hace años, o a tantas y tantas familias en paro. Quizás más de uno de los que vivían por encima de sus posibilidades, ha sido causante de la situación en la que estamos, y encima lo han ascendido en su multinacional, banco o partido político. O al menos no está entre rejas, como debería.

Otro de los mantras que no paran de martillearnos mañana, tarde, noche y madrugada es el siguiente: "como en una familia, nadie puede gastar más de lo que ingresa". Como principio general, me parece bien. Pero admite tantas excepciones, que deja de ser un principio general. Yo añadiría: "depende de para qué". Si tu familia no ingresa lo suficiente, pero hay un gasto importante, como puede ser una operación en el extranjero, el arreglo del coche para ir a trabajar, o cambiar de frigorífico porque se ha estropeado el anterior, por supuesto que no sólo no es criticable, sino incluso necesario el endeudamiento. La clave, pues, es saber para qué nos endeudamos. Y precisamente ahí es donde se han cometido los excesos. Y muchos de ellos precisamente por parte de los que ahora nos piden que nos apretemos el cinturón y que nos olvidemos de endeudarnos.

Desde las familias y ciudadanos no hemos estado ajenos a este problema, y conozco a muchas personas que, "gracias" a su banco, se han embarcado en faraónicas casas o palacetes, en su segundo o tercer coche, en un yatecito....todo ello sin un respaldo real en sus ingresos. Ha sido el gran lema de estos años de boom: "Tenga un adosado, y sea la envidia de su cuñado". Su endeudamiento les hacía aparecer ante sus amigos y familiares como potentados, en un curioso delirio de grandeza colectivo. Los pocos que se han resistido a ser coherentes con su realidad, han sido los que ahora luchan por seguir a flote.

Creo que el "para qué" es la clave de todo. Trabajo actualmente como técnico asesor de emprendedores y empresarios. Y el 95% de las personas que nos consultan lo hacen para ver si tienen derecho a pedir una subvención. Yo ya he dejado de creer en ellas hace mucho tiempo. Precisamente porque la mayoría venía "por la pasta" simple y llanamente, sin un verdadero enfoque viable para sus potenciales negocios. Incluso me he encontrado con proyectos perfectamente viables, en el momento y lugar adecuados, que han modificado sus planes iniciales con tal de poder optar a los requisitos de la subvención de turno. Ésta llegaba tarde y mal, y a muchos de esos proyectos ya "se les había pasado el arroz"u otro había ocupado su cuota de mercado. No se tenía nada claro el "para qué"

Deuda o endeudarse, no tiene, pues, por qué ser malo o negativo, siempre que tenga un sentido común y un respaldo en nuestra realidad y economía. Endeudarse para irse de juerga todas las noches, o hacerlo sin ganar lo suficiente para devolver el préstamo sí lo es. El gran problema es que el mecanismo de endeudarse es precisamente el que sustenta el lucrativo mercado del dinero. Dinero es deuda. Según varias estimaciones, el volumen de dinero en circulación procedente de los Bancos Centrales es ridículo en relación al total en circulación. El resto es dinero creado por los bancos privados al pedirles nosotros un préstamo. Y lo hacen con una simple anotacion en cuenta. Lógicamente a enormes corporaciones les interesa que este mecanismo se perpetúe. De ahí que busquen todas las posibilidades de manipulación, para que piquemos en su anzuelo. Nuestros principios y nuestro sentido común son nuestra única defensa. Y muchas personas, en los últimos años no lo han puesto demasiado en práctica.

Quizás sea el momento de usar el sentido común ahora. Quizás sea el momento de apostar por economías más cercanas y locales. Quizás debamos darle al dinero su verdadero valor: NINGUNO, ya que es una simple convención. Quizás valga la pena que nos prestemos entre los vecinos en base a nuestra confianza. O incluso que hagamos nuestros "pinitos" con intercambios de prestaciones. El "yo por tí, y tú por mí" o el "yo te doy y tú me das". Este sistema se ha construido íntegramente sobre el principio de que cada uno, buscando su propio interés, generaría unos procesos de oferta y demanda, que acabarían equilibrándose automáticamente en beneficio de todos. Parece que el cuento no ha acabado con "y comieron perdices". Quizás haya que volver a contarlo.