Tengo 39 años, 3 hijos,casa, hipoteca, un tesoro (¡trabajo!) y soy "antisistema". Probablemente no de esos que describen los medios de comunicación como vándalos que destrozan el mobiliario urbano en un intento de desacreditar todo un movimiento general de descontento. Pero sí abiertamente partidario de que este sistema no puede continuar como está.Y por lo que veo y escucho a mi alrededor, el 99% de la población también es antisistema. La pena es que tanto sentimiento de indignación contra el "status quo" caiga en el desánimo de que "nada se puede hacer". ¿Tan domesticados estamos? Creo que como sociedad aún estamos en pañales. Por eso, como el resto de la población, creo que debo crecer y madurar para ser "de mayor" un desobediente civil. Alguien que se queja, pero que hace algo por cambiar la situación. Me encantaría que mis hijos lo fuesen. No como tantos exaltados que usan piedras y cócteles molotov. Sino con la fuerza de la no-violencia y de la razón en la búsqueda de un mundo diferente, más justo y equilibrado.
En las decenas de conversaciones que he mantenido en los últimos meses no me he topado con una sola persona que no se muestre contrario a este sistema. Los hay contra una crisis que tiene más de estafa que otra cosa (no dejéis de ver el documental "Yo pago, tú pagas, ¿quién se lo lleva" o "Inside Job"). Los hay indignados por la subida del 7% de la luz. Los hay por las ayudas a la banca mientras se desangran los parados. Los hay por los privilegios e incoherencias de los sindicatos. O por una reforma laboral abusiva. Los hay por la reciente amnistía fiscal que privilegia a los defraudadores, mientras hablar de amnistía hipotecaria (como en Islandia) parece de otro planeta. Los hay por la sangría de ayudas a Grecia con los intereses militares y de los bancos alemanes y franceses de trasfondo. También hay quien denuncia que todos parezcamos defender "lo nuestro" (pesca, cultivos o trabajo) frente a "los de fuera", como si haber nacido 25 kilómetros más al sur los convirtiera en invasores o escoria. Indignación contra el sistema por doquier....
Herramientas para manifestar nuestro descontento y nuestra indignación tenemos. Muchas. A veces simbólicas. Como cuando hace pocos meses, en una representación de Nabucco en Roma, tras el coro “Va, pensiero” que simboliza para los italianos la rebelión contra la opresión, el director Riccardo Muti, se volvió hacia el público y lo animó a no callar más ante la vergonzosa situación con el mismísimo Berlusconi en el palco de honor. O como cuando la semana pasada el ciudadano israelí Ronny Edry de 41 años de edad, diseñador gráfico y su pareja, de 36, Michal Tamir, lanzaron una iniciativa mediante la publicación de fotos y un vídeo de ellos mismos con sus hijos en una página en Facebook con un mensaje simple: “Los iraníes, nos encantan. No queremos bombardear a su país”. Tamil dice que la página ha derribado “un muro” y ahora la gente de ambos lados se pueden comunicar directamente sin pasar por los políticos. Se trata de levantar la voz en contra de “una guerra que nadie quiere”. Ya suman casi 60.000 apoyos.
Ponernos de acuerdo en todo un programa de cambios quizás sea complicado, porque aún nos regimos por ideologías y no por principios. No nos conformemos con una participación puntual en una huelga. Quizás sea cuestión simplemente de empezar por alzar la voz o decir NO en tu trabajo por las injusticias que observas. De denunciar manipulaciones en tu blog o Facebook. De empezar a desentumecer nuestro cerebro y nuestra alma. Despertarla de tanta tele-basura, de tanto ERE resignado, y de tanto "pan y circo" (fútbol, fórmula-1..). Y empezar a desobedecer la programación que tratan de imponernos.
Hay razones para la esperanza. Hace menos de un año en España se vivió el mayor acto de desobediencia civil de la Democracia, cuando la Junta Electoral Central, con motivo de las elecciones municipales y autonómicas, prohibió la concentración en Sol. Miles de personas se sumaron y desacataron las órdenes. No hubo represalias ni castigo. El pueblo unido jamás será vencido.
Hola, un área en el que puede hacerse mucho bien es el del emprendimiento social, y de las instituciones y organizaciones dispuestas a financiar proyectos de ese tipo. Os dejo aquí partes de un mensaje que escribí hace poco:
ResponderEliminarDesde hace ya tiempo que sé de las entidades financieras que entran en el ámbito de lo que se conoce como "Banca ética y sostenible". Principalmente por un libro que encontré que se llama precisamente "Dinero y conciencia", escrito por Joan Antoni Melé, subdirector de Triodos Bank, uno de esos bancos que son una alternativa muy atractiva a la banca tradicional.
Os dejo la conferencia que Joan Antoni Melé dio hace un par de años en el marco de una serie de eventos organizada por una plataforma denominada "Gente imprescindible". La conferencia, muy amena, dura casi una hora y media, así que podéis verla en pedacitos, si os parece bien. A mí me ha resultado muy jugosa:
http://www.youtube.com/watch?v=0B1CaX4vY3k
También tenemos el cuaderno de bitácora digital "Dinero y Conciencia",
que orbita alrededor de estos temas:
http://www.dineroyconciencia.es/
Sobre la banca ética en general:
http://www.bancaetica.es/que-es
Y este enlace a Triodos Bank:
http://www.triodos.es/
Aunque no menos interesantes son las posibilidades de financiación que
ofrece este banco a proyectos emprendedores cuyos objetivos estén
relacionados con la preservación del Medio Ambiente, las iniciativas
de carácter cultural y la innovación social. Muy en la línea de la
organización Ashoka, promotora a nivel mundial de este tipo de
proyectos ( http://www.ashoka.es/ ).
Bueno, pues espero que lo disfrutéis, y que os haga reflexionar. Tal y
como dice el lema de Ashoka, "Juntos podemos cambiar el mundo".
Cordiales saludos, buen comienzo de semana.
-- Paco Rivas Portillo
Muchas gracias, Paco. En breve subiremos un post que trata precisamente de lo que tú abordar Así que "tiraremos" de tí.
ResponderEliminarUn abrazo
Creo que es momento de espabilar. Todos vivimos en nuestra zona de confort, y mientras no nos toque no movemos un dedo. Hay que reaccionar por lo injusto de la situación, y no esperar a que nos toque.
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