No. No creemos que éste sea "El Fin del Mundo" que algunos auguran. Pero probablemente sea el fin del mundo tal y como lo entendíamos hasta ahora. Quizás el COVID-19 sea insignificante en tamaño, pero prenda la mecha de un gigantesco cambio que muchos imaginábamos que llegaría. Es como si el tiempo se acelerara, y como si los cambios revolucionarios a los que nos resistíamos y las situaciones más insospechadas se estuvieran agolpando todas de repente. Sin duda, trae consigo la fuerza de las paradojas e incoherencias sobre las que se sustenta nuestro mundo actual. Puede que, sin esperarlo, estemos a las puertas de ese "mundo diferente para vivir" al que aspirábamos cuando empezamos a escribir en este blog.
Pasado mañana, en casa, cumplimos tres semanas de medidas excepcionales. Y anoche se decretaba en España algo tan anómalo e histórico como el estado de alarma. Pero tras todos estos días, la familia ya está curtida en lo que significa tomar medidas extraordinarias en situaciones extraordinarias. Nuestro hogar se ha duplicado en el número de miembros y somos ocho desde entonces. Y hemos puesto en marcha una logística casi militar para compartir espacios, mantener la limpieza, y organizar las comidas y las lavadoras. Todo se ha multiplicado por más del doble de lo habitual. Y si no fuera por las dotes y la capacidad organizativa de Mey, todo se habría hecho muy cuesta arriba.
Hemos tratado de que, hasta que se subiera el nivel de emergencia, cada uno pudiera seguir desarrollando su vida razonablemente como hasta ahora. Los cuatro habituales de casa, con su vida habitual. Y nuestros cuatro huéspedes, incluidos Pablo, asistiendo a sus clases virtuales y estudiando y preparando simulacros de examen por las mañanas, y haciendo ejercicio para quemar energía en la terraza o con alguna salida en bicicleta por las tardes. A partir de hoy, esa agenda se tendrá que restringir.
Gimnasio en la terraza |
La moral de la tropa sigue alta. No han faltado las bromas y el buen ambiente. Son unos chavales muy educados, colaboradores y con un gran espíritu comunitario, lo cual es normal, viniendo de donde vienen. Y tan sólo el viernes tuvimos que ponernos un poco serios para convencerles de cancelar la salida a una pizzería con la que querían despedir a Fabián por su regreso de ayer a Costa Rica. Su familia anda preocupada, y él aún está en primero de bachillerato y no tiene la cascada de exámenes finales o la incertidumbre de los otros tres respecto a la posible reapertura del colegio de Italia antes de mayo. Antes de ayer aún no se había impuesto el "toque de queda" del estado de alarma, pero las circunstancias aconsejaban ya quedarse mejor en casa. Aunque a ellos, siendo jóvenes, la sangre les hierve más, y se sienten invulnerables, o con una sensación de irrealidad ante todo esto, como si estuvieran viviendo momentáneamente dentro del episodio de alguna de sus series favoritas. Pero es tiempo de prudencia y de solidaridad, y de actuar como si fueras portador del virus, aunque no lo seas. Porque depende de cada uno de nosotros frenar la escalada de la enfermedad y evitar el colapso del sistema sanitario.
Cuando ayer por la mañana recorríamos el trayecto hasta el aeropuerto para llevar a Fabián, la ciudad y las carreteras parecían territorio fantasma. Los tres que se quedan quisieron honrar al que se va, y le acompañaron a pesar del "madrugón". Las pantallas de la DGT proyectaban mensajes apocalípticos animando a no viajar por el coronavirus. Los parques infantiles se encontraban ya todos precintados para evitar las concentraciones de familias entorno a ellos. Y tan sólo algún que otro corredor apuraba las últimas oportunidades de hacer ejercicio mañanero, antes de que las medidas de confinamiento se pusieran más drásticas. Aún estamos en los comienzos. Y esto, aunque fuera inimaginable hace unas semanas, aún no ha hecho más que empezar. Por aquí, Eva, Samuel y Mey tendrán clases on-line en las próximas semanas. Y en mi caso, parece que empezamos a organizarnos para poner en marcha una nueva forma de trabajar a distancia en la Administración.
Desde hace mucho, nuestro planeta pedía a gritos un respiro. Y ni las cifras de cambio climático, ni los desastres naturales, ni los crecientes movimientos ecologistas habían logrado reducir los niveles de contaminación, como lo está haciendo el aparente colapso económico que el coronavirus está produciendo en sólo unas pocas semanas. Como dice Francesca Morelli, nuestro indiscutible sistema productivo basado en el dogma de "crecer, crecer y crecer" se va a ver confrontado en sus propios cimientos. Años de trifulcas por banderas, siglas, colores y nacionalismos de distinta índole parecen difuminarse por momentos, y esas diferencias, por fin, desaparecen de los telediarios. Quienes hasta hace poco reforzaban fronteras y se sentían en la superioridad moral de excluir de sus tierras al "otro", sienten en sus carnes la exclusión, la sospecha y el rechazo por el miedo a que sean portadores del virus. Aquellos que hacen del enfrentamiento y de lo "mío" la base de sus vidas, se empiezan a dar cuenta de que sin el "nosotros" y sin la coordinación y el trabajo colaborativo, aunque sea a distancia, la cosa se pone cruda en los momentos más decisivos. Cuando pensábamos que la vida iba de "hacer, hacer y hacer", de repente todo se para y debemos redescubrir el sentido de la vida en el Ser, que quizás nos obligue a volver a nacer (no-hacer), y a basar nuestra felicidad no en el "bienestar" sino en el "bienser". De repente, nuestras sofisticadas vidas, deben volver a la simpleza del núcleo familiar, y replantearse frente a la mesa-camilla, a la tarde de sofá, o al juego de las "casitas". Y cuando dábamos la espalda a quienes nos rodean frente a la pantalla de un móvil, de repente empezamos a echar de menos el abrazo, el beso, y el contacto humano proscritos en estos días.
A muchas personas les asusta la incertidumbre, pisar terreno desconocido, y replantearse unas reglas del juego que pensaban inamovibles. Pero lo cierto es que se ha detenido todo, por decreto, y de un día para otro. ¡Por fin!, dirán algunos. Y en una situación tan impensable e inédita, no queda otra que reinventarse, centrarse en la parte positiva de todo esto, y sacudirse el miedo de encima. No hay otra opción. Bien sea saliendo al balcón a cantar, tocar tu instrumento o aplaudir, como muchos ya están haciendo. Bien sea meditando o bailando. O bien sea organizándonos en la distancia, ahora que no tenemos nada más importante que hacer. Es momento de sacar lo mejor de nosotros mismos. De practicar como nunca la solidaridad. De pensar en los demás y hacernos UNO con ellos. El mundo desde hoy ya no es el que era. Reinventémoslo como siempre quisimos.
NOTA: Os compartimos el balance económico de algunos de los proyectos solidarios que impulsamos gracias a los granitos de arena de muchos de vosotr@s, así como las distintas vías que empleamos para ello (por si algun@ se anima a unirse ;) )
En tiempos difíciles, las circunstancias de la vida, sacan lo mejor de los seres humanos, mi familia está sumamente agradecida con la de ustedes que han abrigado a nuestro hijo y sus amigos en estos momentos tan difíciles que están pasando. Nuestra solidaridad y agradecimiento es y será eterno, difícil de expresar con palabras. Solo nos queda decir que nuestras oraciones están con ustedes y para con todo el noble país de España y también de Italia. Son ustedes, la mejor representación de lo que es un país noble y valeroso, capaz de tender la mano de forma desinterezada a quien lo necesita. Nos sentimos orgullodos de que nuestro hijo Erick esté compartiendo y aprendiendo de esta gran familia que le ha dado cobijo en situaciones extraordinarias. Son ustedes el más vívido ejemplo de lo que representa ser parte de una gran nación, de un país noble formado por familias extraordinarias. Nuestras oraciones están con su familia y con toda España. Rafael Gullock
ResponderEliminarMuchas gracias, Rafael. Para nosotros es un placer haber adoptado a Erick todo el tiempo que las circunstancias requieran. Es un chaval encantador.
ResponderEliminarTempi di COVID-19. Tempi di quarantena. Tempo di solitudini, tempi di sofferenze.
ResponderEliminarTempi di ossessioni per le news, alla ricerca di aggiornamenti, di fatiche nel districarsi tra comunicati che veicolano la realtà e quelli urlati, ambigui ed irresponsabili che giocano sulla paura e sull'incertezza. È tempo di unità, non di sovranismi ed egoismi, di condividere priorità e strategie.
Momenti di sconforto e di senso di impotenza sopraggiungono.
Poi stamattina arriva un messaggio dalla Spagna e la giornata riprende a girare per il verso giusto. Uniti si vince. Per riuscire a mantenere l'equilibrio ed uscire da questa crisi generale è bene farlo togliendo i muri. Le crisi ci interpellano ad agire in modo differente, uniti e fiduciosi. Non altrimenti. La generosità, la serietà e l'empatia salveranno il mondo. Un ringraziamento colmo di gratitudine alla famiglia Rafa Gutierrez e Mey Felix. Siete davvero speciali. Grazie. Un mondo differente è possibile. Voi incarnate l'esempio da emulare! Lots of Love from Italy! ♥️
Ante este bellísimo mensaje desde Italia, de la familia de Jacopo (Tiempo de COVID-19. Tiempo de cuarentena Tiempo de soledad, tiempo de sufrimiento.
ResponderEliminarTiempos de obsesiones por las noticias, en busca de actualizaciones, de esfuerzos por desentrañar entre lanzamientos que transmiten la realidad y aquellos gritados, ambiguos e irresponsables que juegan con el miedo y la incertidumbre. Es un tiempo de unidad, no de soberanías y egoísmos, de compartir prioridades y estrategias.
Llegan momentos de desesperación y una sensación de impotencia.
Entonces llega un mensaje de España esta mañana y el día comienza a girar en la dirección correcta. Unidos ganamos. Para poder mantener el equilibrio y salir de esta crisis general, es bueno hacerlo quitando las paredes. Las crisis nos llaman a actuar de manera diferente, unidos y seguros. No de otra manera. La generosidad, la seriedad y la empatía salvarán al mundo. Un agradecimiento gracias a la familia Rafa Gutiérrez y Mey Félix. Eres realmente especial Gracias. Un mundo diferente es posible. ¡Usted encarna el ejemplo para emular! ¡Mucho amor de Italia! ♥ ️"), les enviamos otro nosotros:
Muchísimas gracias por esas palabras que nos llenan de alegría y nos conectan con Italia. Es un placer tener a Jacopo con nosotros mientras dure esta situación. Y sabemos que mucha gente haría lo mismo en estas circunstancias
ResponderEliminar(Grazie mille per quelle parole che ci riempiono di gioia e ci collegano con l'Italia. È un piacere avere Jacopo con noi finché dura questa situazione. E sappiamo che molte persone farebbero lo stesso in queste circostanze.)
Gentilissimi,
ResponderEliminarForse molte persone lo farebbero, ma voi siete straordinari, siete speciali! Vi abbraccio
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