Los que han venido siguiendo nuestro blog saben que hay dos variables que definen sus contenidos: el que tenemos 3 hijos de 6, 10 y 11 años de los que estamos continuamente aprendiendo, y que estamos muy indignados y decididos a actuar para crear un mundo diferente en el que ellos puedan vivir. Luchar por su futuro y por sus sueños se ha convertido para mi mujer y para mí en una obligación. Y creemos que la Educación forma parte esencial de todo ese proceso, en el que tratamos de involucrarnos: de hecho, mi mujer es docentes, participamos en el Consejo Escolar y el AMPA del colegio de los niños, así como en proyectos de Educación Holística y Escuela Solidaria, etc.
Cuando yo era pequeño, la escuela era adoctrinadora y centrada en la disciplina. La que viven hoy mis hijos es adormecedora. Por eso creemos que debemos dar un paso más y manifestar abiertamente nuestra
preocupación por nuestro modelo educativo, como perpetuador de ciudadanos infelices, conformistas, consumistas e insolidarios. En algún momento hemos hablado mi mujer y yo de "echarnos la manta a la cabeza" como algunos amigos que educan a sus hijos en casa o viajando por el mundo, pero hemos querido dar antes el paso de gritar en nuestro blog nuestra preocupación. Y nos hemos encontrado con una joya de película-documental que resume buena parte de nuestras inquietudes y que aconsejamos intensamente: LA EDUCACIÓN PROHIBIDA (
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Se trata de una investigación que cubre 8 países realizando entrevistas a más de 90 educadores de propuestas educativas alternativas. La película ha sido financiada colectivamente gracias a cientos de coproductores y tiene licencias libres que permiten y alientan su copia y reproducción.
Como se recoge en el propio documental, a finales del siglo XVIII, en pleno Despotismo Ilustrado,
en Prusia se crea el concepto de Educación Pública, Gratuita y Obligatoria, con el fin de evitar los procesos revolucionarios que se producían en Francia. Los monarcas incluyeron este mecanismo con aspectos de la Ilustración para satisfacer al pueblo, pero manteniendo el régimen absolutista, bajos principios de disciplina y una fuerte división de clases. Lo que se pretendía era tener un pueblo dócil y obediente, que se pudiera preparar para las guerras que estaban surgiendo en Europa. No se pretendía pues, crear ciudadanos libres y con criterio, sino obedientes súbditos. Poco a poco el modelo se exportó a Rusia y Polonia, luego a Francia, posteriormente a EEUU y España, y más tarde a Chile, India, Inglaterra, Japón...Paradógicamente, Napoleón, enemigo jurado de ese Despotismo hizo exactamente lo mismo, visto su potencial adoctrinador: "quiero formar un cuerpo docente para dirigir el parecer de los franceses". Esa idea ha llegado hasta hoy. Si no, que se lo digan a la población de Hong Kong, por decir un ejemplo, actualmente opuesta al adoctrinamiento chino en las escuelas (
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Esa escuela se consolida posteriormente en un mundo donde rige el positivismo, en un contexto de Revolución Industrial que priorizaba la productividad, buscando obtener los mayores resultados observables en la ingeniería social con el menor esfuerzo e inversión posibles, y tratando de aplicar leyes generales y fórmulas científicas. Los mismos empresarios industriales del siglo XIX fueron quienes se encargaron de financiar este modelo productivo: Andrew Carniege, JP Morgan, John Rockefeller, Henry Ford, etc. ¿Os suenan? Se trataba de crear buenos trabajadores fieles al sistema mediante una herramienta que propiciase que la cultura permaneciese siempre igual, repitiéndose de forma reiterada, para mantener la estructura de la sociedad actual: una fábrica de ciudadanos obedientes, consumistas y trabajadores eficaces. El modelo de producción industrial mediante cadena de montaje era perfecto para esa escuela. La educación de un niño era (y es) comparable a la manufactura de un producto, que supuestamente requería unos pasos determinados en un orden específico, separando a los niños por generaciones en grados escolares. En cada una de estas etapas se trabajaría sobre determinados elementos pensados por expertos desde sus despachos. En dicha cadena de fabricación de súbditos, una persona estaría a cargo de una pequeña parte del proceso, un docente por año, por materia, cada 20 a 40 alumnos, dentro de un proceso casi "mecánico" (hablando con algún tutor de mis hijos a raíz de los muchos deberes que mandaba, me dijo que de lo que se trataba era de "machacar" mucho las materias...uff). ¿Os suena lo de "la letra con sangre entra"? De esta forma, la educación así era y es puramente administrativa, por parte de docentes poco estimulados, "machacados" por la burocracia y por unos curricula impuestos por no-docentes.
Este sistema taylorista fue utilizado en la Industria, el Ejército, y desgraciadamente también en la Escuela. ¿Acaso no os suenan los timbres para marcar el inicio o fin del recreo como en las fábricas? ¿Las filas de menor a mayor...? ¿Edificios de colegios similares a asilos, fábricas o prisiones?
Creo sinceramente que debemos trascender este modelo, y superar la prohibición de un modelo alternativo en el que:
1.-No sólo importen los conocimientos formales (ciencias, matemáticas, historia...).
2.-No todos debamos saber lo mismo, formando grupos homogéneos, con un currículum académico idéntico.
3.-La escuela atienda a las necesidades individuales y no sólo sirva para incluir o adoctrinar en el sistema como un centro de instrucción.
4.-No se genere exclusión social, que discrimina entre quienes estarán en la élite y quienes estarán en la base de la pirámide.
5.-Los sentimientos SÍ tengan importancia.
6.-No sean esenciales las horas (¡21.600 horas por vida en la escuela!) y la presencia en un horario dado.
7.-Se superen aspectos tales como los siguientes, de nuestra escuela del siglo XXI: los sistemas de calificación, curricula alejados de la realidad, "titulitis" aguda, dirigismo de todas las actividades del aula, disciplina homogeneizadora, clasificación y etiquetado de los niños, sistema de premios y castigos, horarios estrictos, presiones sobre maestros y niños, tests y exámenes estandarizados, estructura vertical, absurda burocracia para el profesorado, etc.
8.-No se tenga que estudiar para ser alguien en la vida, ya que ya SOMOS alguien, aunque no estudiemos.
9.-No sea necesario estimular a los niños para hacer algo: ellos son responsables de descubrir su don por sí mismos.
10.-Se haga esencial que los niños aprendan a ser libres, a mirar dentro de sí mismos y a saber elegir entre opciones: hoy día se les obliga a ello al salir, generando enormes frustraciones.
11.-Se superen las dinámicas de competencia y competitivida del sistema educativo actual, abogando por el trabajo colaborativo y en cooperación.
12.-Los padres y madres formemos una parte crucial de todo este proceso: no podemos delegar en supuestos profesionales o "especialistas", "aparcando" a nuestros hijos para que otro los eduque. Deberíamos aprender a controlar nuestra tendencia a arrojar expectativas sobre sus espaldas, a decidir por ellos y a estar calificándoles o etiquetándoles continuamente.
Varios estudios indican que a la edad de 5 años, el 98% de los niños podrían ser considerados genios (son curiosos, creativos y gozan de pensamiento divergente). Ese porcentaje se reduce al 10% quince años más tarde, cuando han pasado por nuestro modelo educativo. Con razón Sir Ken Robinson, en una conferencia memorable, afirma que las escuelas matan la creatividad (
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En definitiva, cualquier educación es buena si cuida de la alegría y las ganas de vivir de los niños y también de los docentes (a fin de cuentas es un privilegio estar en contacto permanente con la vida en su estado más puro). Pero desde luego esa no parece ser nuestra realidad actual. Necesitamos docentes y niños alegres y en armonía y paz, y no en conflicto continuo. Necesitamos personas libres y con capacidad crítica.
Si queremos hacer una sociedad diferente, tendremos que hacer una escuela diferente. Y nosotros también prohibimos esa educación cuando elegimos la meta en vez del trayecto, cuando miramos para otro lado en vez de escuchar, o cuando no intentamos otras cosas.
En la actualidad toda educación que trate de promover otra cosa, dándole protagonismo al individuo, tiene que ser prohibida. Y de hecho lo es y lo será, salvo que despertemos de este sueño.