Hablar de a quién vas a votar, según en qué entornos, suele resultar casi tan incómodo como hablar de tu vida sexual. Quien haya leído este blog desde hace años quizás tenga ya algunas pistas de lo que vamos a votar este domingo. A fin de cuentas, hemos abierto al mundo nuestra forma de ver la vida, y el acudir a las urnas debería ser una continuidad de ello. ¿O no?
Sin duda, vamos a ir a votar con más ilusión que otras veces, porque sentimos aires nuevos respecto a lo que hemos conocido hasta ahora. Hemos tenido la ocasión de conocer y bregar en primera persona con concejales, alcaldes y delegados provinciales. También tuvimos ocasión de conocer en primera persona a la reciente alcaldesa de Madrid hace más de 20 años, en aquel entonces en un compromiso compartido en favor de los derechos penitenciarios, y tenemos claro el tipo de personas que preferimos en política. Sin duda, no la de los partidos que han gobernado siempre en nuestra ciudad, en Andalucía y en España. Hemos sufrido en nuestras carnes una concepción de la política en la que nuestros problemas se usan como arma electoral, en lugar de volcarse en su resolución.
Vaya por delante que ningún partido puede hoy por hoy aglutinar nuestras preferencias al 100%, ya que por la propia dinámica electoral y de la lucha partidaria, entran en actuaciones que nos dan urticaria. Pero hay alguno que se acerca más a nuestra forma de ver la realidad, y nuestro voto no va a ser "contra" nada ni "contra" nadie, sino "a favor de" a qué nos gustaría dedicar nuestras energías:
- Nos gustaría votar a favor de principios, más que de ideologías: nunca hemos entendido el voto esclavo a "mi" partido o a "mi" ideología, aunque estuviesen haciendo lo peor de lo peor. Las ideologías sirven para dividirnos en derechas e izquierdas, más que para unirnos en una dirección. Y ya se sabe: "divide y vencerás".
- Nos gustaría votar a favor de mayorías minoritarias: no hay nada más sano que los distintos tengan que dialogar para ponerse de acuerdo. ¡Ojalá que a quien votemos nunca logre mayoría absoluta!
- Nos gustaría votar a favor de personas que no hayan vivido de la política, y que se limiten los ingresos de la política, e incluso los compartan. Y también a favor de los que buscan que quienes les apoyan les financien, en lugar de dilapidar en carteles y folletos los presupuestos públicos.
- Nos gustaría votar a favor de una política sin fronteras, o con las menores fronteras posibles. Y a favor de quienes den respuesta digna y no como ganado al problema de los refugiados, sabiendo que nosotros también lo fuimos, y que somos seres humanos en distintas circunstancias.
- Nos gustaría votar a favor de la paz, en lugar del "ojo por ojo".
- Nos gustaría votar a favor de los puentes, del entendimiento y de los consensos, y no de la crispación, del insulto o la descalificación, o del "y tú más" que tanto predomina en nuestra política.
- Nos gustaría votar a favor de actuaciones por la igualdad, aunque ello suponga que se reduzcan en concreto nuestros privilegios o los beneficios que puedan tener actualmente nuestras creencias. Somos conscientes de que quizás ello suponga desaprender lo aprendido y entender de verdad que el verdadero cambio empieza por uno mismo.
- Nos gustaría votar a favor de una revolución y un cambio de las estructuras, más que de un mantenimiento del "status quo", aunque éste nos beneficie personalmente.
- Nos gustaría votar a favor de un modelo distinto de educación, donde prime más la búsqueda de la felicidad de los niños y futuros adultos, que la búsqueda de un puesto de trabajo.
- Nos gustaría votar a favor de quienes entiendan mejor que las estructuras están al servicio de la persona, y no para "aborregarnos".
- Nos gustaría votar a favor de quienes apuesten por un planeta que no está a nuestro servicio para usarlo y abusar de él, sino del que formamos una pequeñísima parte.
- Nos gustaría votar a favor de los que estén dispuestos a probar experimentos y laboratorios de vida, que nos hagan vislumbrar que existe algo más que esto que vivimos.
- Nos gustaría votar a favor de quienes estén a priori más dispuestos a plantar cara a los poderosos y las multinacionales en sus injusticias. También a favor de nuevos esquemas financieros, aunque luego no consigan el 100% de sus propósitos. Especialmente importante será saber distinguir bien entre lo justo y lo legal.
- -Nos gustaría votar a favor de quienes no temen dar la voz a la gente, en lugar de darles mordaza.
- -Nos gustaría votar a favor de quienes se planteen que quizás nos toca a todos vivir con menos sin ser menos, frente al mantra del "crecimiento, crecimiento" de unos a costa de otros.
- -Nos gustaría votar a favor de quienes sean más sordos a las advertencias sobre lo imposible.
- -Nos gustaría votar a favor del corazón, más que del bolsillo, del estado del "bienser" más que del "bienestar", y de una vida que no sea sólo trabajo y producción para tener más.
- -Nos gustaría votar a favor de las utopías, más que del miedo
Quizás muchos coincidamos en votar a favor de estos principios, y votemos al final por colores distintos. No pasa nada. No pretendemos convencer a nadie. Y votes lo que votes tendrá su sentido. A fin de cuentas es más importante ser feliz que tener razón. Y si el que hemos elegido nos falla en estos principios, no vacilaremos en votar a otros en las próximas elecciones. De todas formas, por muchas urnas que nos pongan delante, siempre deberemos saber diferenciar entre Democracia y Libertad. Pero si todos los partidos, algún día, trabajan en favor de estos principios, quizás mucho habrá cambiado entonces.
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