viernes, 3 de febrero de 2017

Alfombras rojas

Hay noches en las que, no sé por qué, me despierto con algunas ideas rondando en la cabeza. Al principio, cuando esto me ocurría, solía enfadarme  por no poder volver a conciliar el sueño. Desde hace algún tiempo, sin embargo, he aprendido que son momentos para la reflexión y el aprendizaje. Son momentos de lucidez que me permiten crear un cuento o explorar ideas y conceptos en la quietud de la noche, algo imposible en el ajetreo del día a día. Esta noche no podía parar de pensar en la idea de los protagonismos y la vida.
Ya sé que no estamos para tonterías, ni "comeduras de coco", ni para ahondar en conceptos metafísicos ni "rollos" de esos… La vida apremia y hay que ser prácticos; sobre todo si hay que llevar para adelante una familia. Pero me temo que esta idea tiene más enjundia de lo que a primera vista parece.
A todos nos encantan las películas y tendemos a admirar a los actores protagonistas y a sentirnos identificados con los personajes principales de las historias que interpretan. Sin embargo, ¿cuántas veces nos hemos planteado que la historia más importante, vibrante y emocionante que vivimos es nuestra propia historia, nuestra propia vida? Pues resulta que observando lo que ocurre, me he dado cuenta de que muy pocas personas son realmente los protagonistas indiscutibles de sus propias vidas. Existen realmente dos tendencias importantes. 
Por un lado, aquellas personas que necesitan ser protagonistas de las vidas de otros. Necesitan brillar en historias ajenas, porque en la suya propia no hay flashes ni autógrafos. Pero ésta es una fama inmerecida y efímera. Y, además, resulta a mi parecer, un tanto extenuante, ya que debe resultar bastante cansado estar haciendo “castings” constantemente para resultar ser elegido/a protagonista.
En otro grupo están aquellos que necesitan protagonistas en sus historias de vida, ya que se ven incapaces de llevar a cabo ese papel. Prefieren el de actor secundario. Pero esta actitud también tiene su desventaja, que no es poca. En este caso, me temo, que el gran beso se lo lleva otro u otra.
En uno y otro caso subyace además algo muy sutil, pero crucial: la responsabilidad de las decisiones y actos. En ambas posturas esa responsabilidad se diluye porque, en el fondo, los implicados no la sienten como suya. En el caso del buscador de “castings”, éste  sólo ocupa un papel durante un tiempo, las decisiones que tomó en esa historia, las opiniones y reacciones no le pertenecen, son sólo del guión para hacerse protagonista. Al fin y al cabo esa historia no es la suya: que cada palo aguante su vela. Aunque si la historia  tiene final feliz, aquí bien que hay que reclamar alfombra roja y, como mínimo un Goya. El actor secundario, por su parte, también rehuye de sentirse responsable porque delega las decisiones en otros y, por ende, el resultado tampoco lo siente como suyo. Si algo sale mal, no es culpa suya, es que el actor protagonista es muy malo y le hace sombra.
Yo creo que ser protagonista de la propia historia es duro, difícil y requiere mucha paciencia y trabajo. Hay que repetir escenas una y otra vez hasta que salen bien. Hay que romperse brazos y piernas en las tomas arriesgadas, y llevarse más de un "mamporro" en las peleas. Hay que llorar en los momentos en que uno pierde la batalla, cuando se aleja el ser querido, cuando cruzamos Mordor o cuando flaquean las fuerzas. Hay, como en toda buena historia que se precie, muchos momentos en los que una se siente profundamente sola y perdida. Pero eso hace precisamente a esa historia merecedora de ser leída, de ser interpretada, de ser vivida. Y si bien hay momentos duros, producto de tus decisiones, los momentos dulces saben aún mejor porque son profundamente tuyos. La victoria, el tesoro, el beso se convierten en hitos inolvidables.
Hay también luchas encarnecidas con los buscadores de “castings”, que buscan ocupar tu papel; y con los actores secundarios, que llegan a ofrecerte "el oro y el moro" para que seas el protagonista de sus historias. Pero yo  lo tengo claro:
 “And the Oscar goes to”…… ME.

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(FOTO: Alfombra roja en la calle Larios de Málaga durante el anual Festival de Cine de esta ciudad)

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