Si me falta para dar de comer a mis hijos, no me voy a andar con remilgos. Al toro, hay que cogerlo por los cuernos, y no dándole "capotes" como andamos haciendo ahora. Con esto me refiero a que no paramos de teorizar, cuando la realidad es tan cruda que sólo vale plantearse si lo que tenemos delante es justo o una barbaridad. Que algo sea o no legal, con la que está cayendo, empieza a parecerme secundario.
Muchos se echarán las manos a la cabeza ante esta afirmación, pero la realidad manda:
-los directivos de los bancos cobran indemnizaciones multimillonarias, después de haber expoliado o hundido sus entidades: es legal, pero no es justo.
-Dívar cobrará 200.000€ de indemnización, tras haber tenido que dimitir por sus viajecitos privados con dinero público. Puede ser legal, pero no justo.
-A miles de personas se las desahucia de su casa por los bancos, y además se les embargan sus sueldos de por vida porque el precio de la casa ha bajado respecto al momento en que firmaron la hipoteca: puede ser legal, pero es una aberración.
-Los inmigrantes que trabajan para nosotros y a veces explotados sin ser dados de alta, no podrán recibir asistencia médica por no tener papeles. Desde ahora legal, y una atrocidad desde la perspectiva de los Derechos Humanos (ver campaña)
Y esto es un suma y sigue diario...
Situaciones como las que se han producido en las últimas semanas para llamar la atención a la opinión pública sobre los millones de personas que pasan hambre, con las acciones de "expropiaciones" de carritos de la compra en supermercados para dar de comer a los más necesitados, pueden dejar de ser testimoniales. Y me temo que la cosa está llegando a puntos de no-retorno. De esta acción en los supermercados del polémico Sánchez Gordillo, diputado y alcalde de Marinaleda (por cierto, visitada por decenas de corresponsales extranjeros como oasis y excepción al sistema capitalista que nos domina), se podrán decir muchas cosas. Pero ha logrado poner en el foco de la actualidad el hambre que pasan 2,2 millones de niños en España, los 63.000 millones de toneladas de comida de supermercados que se tiran al vertedero anualmente, y la necesidad de poner cara y acciones concretas a tantísima injusticia (ver entrevista, min 11:30). Y además, estas acciones tienen la virtud de pedir cosas muy concretas y factibles, en vez de largos listados muy ideologizados que a veces no llevan a la unidad de los activistas (como pasa en el 15M): un Real Decreto para que se donen los alimentos que estén a 5 días de caducar a Bancos de Alimentos y Cruz Roja. A la porra la prima de riesgo. A la porra la Bolsa o el déficit. Garbanzos, leche y galletas para los que no tienen qué llevarse a la boca. ¿Ilegal? Probablemente sí...Pero he escuchado más críticas a esta acción en los últimos días, que a los Urdangarines, Dívares, Montoros o Rajoys de turno...Quizás por miedo a los que temen acciones masivas de este tipo contra la propiedad privada (¡si nos diéramos cuenta de que ese miedo responde a que, al ser mayoría aplastante, tenemos la sartén por el mango...!). Y sinceramente, si ha conseguido que alguno despierte a la cruda realidad, aplaudo ilegalidades como esta.
En esos extremos, no tendremos más remedio que posicionarnos. Seguro que los habrá (y muchos) que estén del lado de la Propiedad Privada; los habrá que defiendan el Sistema, la Democracia y la Legalidad. O incluso los habrá que se preocupen por el desorden que acciones de desobediencia civil como esta crean (la cajera del Mercadona acaba llorando, quizás sin darse cuenta que es en el fondo una guardiana del sistema que permite que su jefe, multimillonario, gane 474 millones al año). Pero conviene estar muy atentos, y desconectarnos de los discursos que nos han programado desde muy niños. Y saber reconocer que lo legal y lo justo no son lo mismo. El régimen esclavista, la pena de muerte por ser gay o adúltera en muchos países, o el régimen nazi de Hitler son o eran escrupulosamente legales, pero totalmente inmorales. Y si nos regimos sólo por la legalidad, podremos estar incurriendo en monstruosas injusticias.
Los que tenemos niños, conocemos muy bien en qué consiste este juego de lo legal..."¡Ah! Lo siento...A este juego sólo pueden jugar los niños (o las niñas)!" "En esto sólo pueden participar los que tengan más de 10 años.." "Los pequeños no pueden coger esto..." Desde niños, nos hemos acostumbrado a imponernos normas, como forma de ordenar nuestra relación con los demás...Y es razonable para llegar a acuerdos en nuestros juegos, nuestros turnos, etc...Pero inmediatamente los niños se dan cuenta que esas normas, esa "legalidad infantil" les permite privilegios, les permite excluir a quienes les incomodan, o directamente les otorgan ventajas. Y es cuando nosotros, los padres, viendo que están dejando de lado al pequeño de la casa, que nunca dejan chutar al menos habilidoso, o que nunca coge el juguete uno de los sobrinos, intervenimos para restablecer la justicia sobre la legalidad que ellos mismos se han impuesto. Y escuchamos quejas del tipo: "es que habíamos acordado que..", "es que las reglas de este juego son...". Justicia versus Legalidad...
A los adultos no va a venir nadie que nos restablezca la justicia de medidas legales profundamente inmorales e injustas. Y sólo nos queda, pues, reclamar nosotros mismos esa justicia, aunque sea mediante la desobediencia civil. Cuando toque, ¿estarás con los que defienden lo legal o lo justo?
No lo dudes ni un momento, que la maquinaria se a puesto ya en marcha. Es justo que se cambien las leyes por injustas.Es justo que nos declaremos desobedientes.Es justo que no nos dejemos aplastar por el capitalismo y la sociedad de consumo rabiosa en la que vivimos.Es justo que no nos dejemos tratar como si solo fuéramos números en un balance. Si lo que hacemos el ilegal hagamos que se cambien las leyes...No nos quedaremos impasibles ante tanto disparate que nos lleva al desastre moral
ResponderEliminarEl siguiente paso para cambiar el mundo lo daremos el #25S
ResponderEliminarAnimo a ir de forma individual a poner una reclamación en el registo del congreso.
EliminarA la gente le cuesta posicionarse porque a la mayoría le tienen que decir cómo hacerlo. Para saber qué pensar primero y qué opinar después, necesitan unos guías espirituales que les digan en qué dirección hacerlo. Al establishment personas como Sanchez Gordillo son un peligro pues molestan ya que puede hacer despertar conciencias y eso no conviene. El otro día leí en un periodico de la iglesia católica que el ministro Arias Cañete había tenido que pedir ayuda urgente de alimentos de primera necesidad porque los bancos de alimentos también están vacíos...veremos a ver qué factura nos pasan después por este nuevo rescate. Antes, cuando el hambre solo tenía la cara de un niño del tercer mundo los medios del establishment nos convencían de que por mucnos kilos de alimentos q nos sobraran en esta parte del mundo, no podían llegarles por su naturaleza perecedera. Hoy que el hambre ha llegado a esta parte del Estrecho, se le ponen candados a los contenedores o se le echa lejía para que los hambrientos no puedan comerla. Me avergûenzo de pertenecer a una sociedad que niega incluso la basura a los hambrientos y una habitación a los sin-techos, cuando hay millones de viviendas vacías. Mucho me temo que la acción de Sanchez Gordillo quedará en la memoria colectiva (de la mayoría) como un acto vandálico...Ojalá que todos los que hoy lo criminalizan mañana se tengan que tragar sus palabras...y que sea lo único que tengan para tragar.
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