jueves, 10 de mayo de 2012

El síndrome de la estatua o la parálisis "acongojante"

Ya no estoy indignada. Sencillamente, estoy muy cabreada.

Hace unos días escuché en la televisión que, en Cataluña, como estaba la cosa tan mal con esto de la crisis, no había más remedio que cobrar 5 euros a cada enfermo de los hospitales en concepto de comida. Es  razonable, ya que el sistema no puede soportar la carga de elaborar esos  deliciosos y nutritivos manjares de la Nouvelle Cuisine hospitalaria a cargo del gasto social.

 La siguiente noticia me dejó aún más perpleja: el formidable despliegue de seguridad para la reunión del CBE en Barcelona (a precio razonable, claro ¿?), tan sólo igualable al que en su día se organizara en torno a los juegos olímpicos del '92. Para colmo, en las imágenes se podía ver a los dirigentes sentados en un lujoso hotel preparándose para tomar su almuerzo, que, digo yo, supongo que a estas alturas será una sopita de picadillo y un revueltito de patatas con judías de esos de toda la vida ¿no?, a la vista  de lo mal que anda el presupuesto... #nomelotrago

Y ahora me vienen con lo de Bankia... ¿Es que me ven cara de tonta? Pues me temo que sí, y seguramente estarán en lo cierto porque  nos hacen tragar con ruedas de molino, nos inundan de mentiras mientras nos roban... sí, no me he equivocado de palabra: NOS ROBAN, porque el dinero público es dinero de todos y que yo sepa no hemos dado nuestro consentimiento para que se use para salvar a la banca en vez de en Sanidad o Educación. Sí, sufrimos, como decía un amigo nuestro, el síndrome de la estatua. Yo, más gráfica, como siempre, le llamo el síndrome de la parálisis acojonante, pero al fin y al cabo es lo mismo: el miedo nos paraliza y nos atonta. El miedo nos hace mirar al otro con recelo, pero yo no me muevo, no me hago notar, miro para otro lado,  por si acaso ... mientras a mí no me toquen, que cada uno defienda lo suyo. Pues no vamos a tardar mucho, porque todos estamos en el punto de mira.


Por si no nos hemos dado cuenta, se apela a la necesidad de austeridad, mientras nuestros dirigentes se regalan en autobombo, comilonas y reuniones donde no hacen más que darse palmaditas en la espalda a cargo de la hacienda pública. Los directivos de bancos y grandes empresas no renuncian a indemnizaciones millonarias que pagaremos entre todos los ciudadanos. Por cierto, que yo sepa, a un trabajador raso no se le "indemniza" si dimite o renuncia a su puesto de trabajo. Se hacen recortes que nos afectarán a todos mientras se "rescata" a aquellos que con su codicia han desatado esta crisis. Y estoy de acuerdo en que esta situación la hemos creado entre todos, pero coincido plenamente con Francisco Álvarez, ex-vicepresidente de la Bolsa de París, en que no todos nos hemos responsabilizado por igual. La gente de a pie ha perdido sus casas, su trabajo y, ahora, sus derechos. Los empresarios pierden sus empresa y sus trabajadores. ¿Y los bancos? ¿Y los dirigentes que han permitido esta situación? A ellos se les ayuda o se van de rositas o a una de esas empresas que en su día protegieron y en la que ocuparán un alto cargo.



Nosotros mientras, con nuestro síndrome, sentados en el sofá viendo la tele tragando noticias absurdas o el fútbol.


A mí, el cabreo me ha despertado del letargo. Ya no me basta estar indignada, hay que levantarse y andar.





2 comentarios:

  1. Has estado comedida. Yo hubiera sido más radical y peor hablado...

    http://www.youtube.com/watch?v=y575x7hdrv4

    http://blogs.publico.es/manel/4541/una-pregunta/

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  2. SIN DESPERDICIO

    http://profesorgeohistoria.wordpress.com/2012/05/13/querido-senor-presidente-es-usted-un-hijo-de-puta-usted-y-sus-ministros/

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