domingo, 20 de mayo de 2018

Indignación: ¿detonante o combustible?

Cuando empezamos nos guiaba la pura indignación. Había demasiadas injusticias. Demasiado evidentes y demasiado dramáticas. Y no podíamos quedarnos sentados, por muy bien que a nosotros nos fueran las cosas. E iniciamos nuestra pequeña búsqueda de un mundo diferente para vivir. Compartiendo vivencias. Tendiendo puentes. Afianzando complicidades. Impulsando proyectos.
Es cierto que fue la indignación la que nos movilizó. Pero pronto nos dimos cuenta que la indignación es un boomerang que tarde o temprano vuelve hacia ti y puede golpearte la cabeza. Nos sirvió para tomar impulso. Para desplegar las velas. Pero sólo y exclusivamente para eso. Pronto la dejamos atrás. Y tuvimos que trabajar codo con codo con gente que de una forma u otra, era partícipe de las causas que habían provocado aquella indignación. Con su voto. Con su consumo. Con su indiferencia. Con su insolidaridad.
Pronto nos dimos cuenta que continuar con nuestra indignación hubiera significado meter el dedo en el ojo ajeno, y alimentar el resentimiento hacia nosotros. Pronto aprendimos que construir a base de indignación hubiera significado arrogarse una superioridad moral que nunca tuvimos ni tendremos. Pronto sentimos que aunar esfuerzos entorno a la indignación sólo nos divide en buenos y malos, en nosotros y ellos. Y pronto nos percatamos de que todos tenemos nuestra dosis de incoherencia. Absolutamente todos. Pero incluso a veces es bueno abrazar la incoherencia en un grado intermedio, porque si es demasiada nos volvemos unos "caraduras", y si es nula, nos volvemos unos talibanes. Y construir a base de indignación y reproches hacia otros no hace sino nutrir las ansias de desnudar nuestras propias incoherencias por parte de los demás.
Por eso desde hace años dimos las gracias a la indignación por despertarnos. Pero la dejamos atrás, muy atrás. También dejamos atrás las ideologías, que están "requete-bien" pensadas para dividirnos, y decidimos abrazar con fuerza los principios. ¿Que esos principios también eran defendidos por alguien que nos generaba rechazo por lo que había defendido anteriormente? ¡Bienvenido sea! Ojalá haya muchas ocasiones en que compartamos principios, y juntos podamos construir un mundo mejor.
Por desgracia, vemos que muchas iniciativas cuyo detonante fue la indignación, siguen ancladas en la indignación para continuar funcionando. Siguen necesitando esa rabia contra algo o contra alguien como combustible para seguir adelante. Y nos da pena. Porque es cierto que la rabia y la indignación tiene un enorme poder para enfervorizar a las masas, para movilizar a los indolentes, y para activar a los resignados. Pero sólo y exclusivamente para eso. Una vez en marcha, es crucial construir incluso con los polos opuestos. Porque los indignados siempre necesitarán unos culpables sobre los que descargar su ira. Y éstos votan también. Y tratarán de protegerse de la amenaza de los gritos, los brazos en alto, y las descalificaciones.
Hacer del cabreo nuestro combustible, nos hará rechazar alianzas para formar gobiernos, dándoselo quizás a nuestros mayores enemigos. Nos hará llenarnos de tanta razón, que expulsaremos a quienes siempre fueron nuestros amigos, por no pensar como nosotros. Nos hará hacer del insulto y la confrontación nuestra seña de identidad. Hará huir a posibles aliados, que se asustarán de nuestros modos. Y avivará en otros las ganas de encontrar nuestras incoherencias, sea con chalets, másters o EREs, para airearlas a los siete vientos.
Así que, muchas gracias, indignación. Muchas gracias enfado. Muchas gracias ira, cabreo y enojo. Pero ahí os quedáis. Es tiempo del abrazo, del encuentro y de los principios, por encima de las ideologías.


NOTA: Iniciamos hace unas semanas el apoyo solidario al proyecto de Yide Bikoue, de nuestros amigos Herminio y Deniz en Camerún. Ya sabéis que este post se publica, como todo lo que escribimos, de forma gratuita y en abierto tanto en nuestro Blog como en nuestro Patreon. Pero si te gusta lo que escribimos, te ayuda, te sientes en gratitud, y quieres también impulsar un mundo diferente para vivir con nosotros, puedes colaborar en nuestros proyectos solidarios colaborando con una cantidad simbólica (desde 1€/mes) en nuestro Patreon Solidario.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Votar con el bolsillo y el ratón

Me tiraron los tejos. Alguno de forma más descarada y otro de forma más sutil. Pero lo hicieron. Todo a raíz de nuestra odisea educativo-musical. Y eso quizás hizo que alguno pensase en mi posible incursión en la política. Pero ni tuve la tentación. Y no sólo porque no hay ni un solo partido que considere que representa nuestra visión de la política. Sino porque hacerte de un partido aquí y ahora, te convierte automáticamente en enemigo público número uno de los demás. Da igual si eres mejor o peor. Y me apetece muy poco cultivar enemigos. Creo que el mundo necesita puentes, y no barreras ni muros. Si eres de tal color o tal etiqueta, digas lo que digas, serás sublime para los tuyos y basura para el resto. Y si no es así, tarde o temprano te verás abocado a transigir con situaciones de muy dudosa ética o buen gusto, cuando menos. Es lo que he conocido personalmente de algún político malagueño, cuando ha llegado a la primera línea de fuego. Se puede conseguir mucho, pero a veces te cuestionas el precio pagado.
Por eso, hace años decidimos (y lo hicimos como familia) que muchísimo tendrían que cambiar las cosas para que nos mojáramos en política hasta el punto de militar o participar activamente. Opinar, apoyar y proponer sí, porque ojalá que ciertas propuestas o principios se incorporaran en todos los programas electorales, y se los copiaran unos partidos a otros. Pero ir más allá, en el contexto actual , consideramos que es quemar energías esterilmente, verte obligado a transigir o defender cuestiones contrarias a tus principios, y dedicar tiempo a la confrontación. Lo estoy viviendo con gente valiosísima con el dichoso tema catalán. Gente que está trabajando concienzudamente por un mundo mejor, y que se atascan inexplicablemente en trifulcas ideológicas, olvidando que las ideologías están pensadas para dividirnos, mientras que los principios son los que nos unen. Luchemos por que haya ciertos principios que estén en todos los partidos. Pero no de boquilla, de verdad.
Hasta entonces, nuestra opción es la Democracia 4.0. Mientras tanto seguiremos votando como siempre. Pero visto cómo las "circunstancias" tergiversan el sentido de nuestro voto, sentimos con fuerza que lo de ir a las urnas cada cuatro años se ha convertido en una coartada; un respaldo a los desmanes; cuando no un cheque en blanco o un apoyo a las hostilidades con el contrario. Eso difiere mucho del sentido de nuestro voto por un pueblo, una región, un país o un mundo mejor (todos en UNO, por cierto, y cada vez con menos fronteras y líneas rojas). Y por eso, nuestra opción es ejercer directamente y sin intermediarios nuestra cuota de soberanía popular. Es lo que establece el artículo 23 de la Constitución: "Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes, libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.". Es curioso que lo de "mediante representantes"  está muy desarrollado, pero lo de participar directamente, parece que se les ha olvidado. Pues bien, nosotros lo pedimos hace ya algunos años, pero nuestra petición, como la de otros cuantos miles de personas, parece que sigue durmiendo el sueño de los justos en algún cajón escondido del Congreso de los Diputados. A fin de cuentas no interesa que haya miles de ciudadanos que decidan ejercer la democracia participativa de forma directa a través de unos escaños ocupados virtualmente para poder votar a través de internet todas las propuestas que lleguen al Congreso de los Diputados. ¿No sería magnífico que de los actuales 350 diputados una parte de ellos (o si hubiera 351 o 360 que ese uno o esos diez  más) representaran a los locos que, como nosotros, queremos decidir una a una cada una de las propuestas, proposiciones o mociones que se debatan en el Congreso o en cualquier asamblea legislativa directamente? Técnicamente es más que posible ya, y de hecho en varios parlamentos autonómicos ya existe esa posibilidad para los/as diputados/as en baja maternal o en baja por enfermedad prolongada. Es decir: si con ellos se puede, ¿por qué no con nuestro voto y el de miles de personas más? ¿Que sería pesado estar al día de todo ese caudal de propuestas? Sin duda. Pero hay gente para todo. A lo mejor crecería, incluso, el interés por la política. A lo mejor algunos echaban a suertes su voto (algo, probablemente más edificante que lo que vemos a veces en el Parlamento). E incluso los habría que delegarían su voto en personas de su máxima confianza que siguieran los debates y los desarrollos normativos a diario. Pero claro: quizás no interese mucho a la clase política que un nutrido número de ciudadanos nos quitemos de en medio su intermediación, sus trifulcas, su postureos parlamentarios, y sus imposturas partidistas. 
Lo siento pero no queremos que nuestro voto vaya a partidos que no salen de la espiral de la corrupción, y que minusvaloran los casos aparecidos. Tampoco a los que se erigen en "salvapatrias" con una visión unilateral de la realidad, de las sensibilidades de millones de personas y las de sus territorios. Ni aquellos que hacen de la política un puro revanchismo, una confrontación entre buenos y malos, y un puro teatro de marketing para las urnas.
Tenemos claro que, mientras tanto, es mucho más productivo votar dedicando esas energías a que las cosas mejoren a través del asociacionismo, de las ONGs, de las reivindicaciones vecinales, de la educación, de la vida familiar, y del cambio que cada uno pueda aportar a su rincón de este mundo holográfico en el que vivimos. Sí, y eso también es votar . De hecho es un voto muchísimo más importante que el "acalla-conciencias" de pensar que metiendo un papel en una cajita de cristal cada cuatro años, estamos decidiendo algo. Hay muchas, muchísimas decisiones en las que poder votar por un mundo diferente. Sí, también con repercusiones políticas. ¿O se puede estar en contra de las puertas giratorias o de los lobbies energéticos y aún no cambiarse a cooperativas energéticas que democratizan el consumo energético y garantizan que sea 100% verde? Nosotros llevamos dos años en Som Energía y estamos encantados. Y acabamos de incorporarnos al Grupo Local de Málaga para animar a mucha más gente. El otro día fue la constitución del grupo provincial y daba gusto sentarte en la mesa con otros quince locos, todos jóvenes de hasta setenta y pico años, convencidos de la necesidad de contagiar el cambio a través de un consumo más verde, más democrático y menos fraudulento y monopolístico. ¿Que no es posible que eso exista? Nosotros sólo podemos decir que funciona de lujo. Si uno se resiste al cambio, no puede quejarse luego de las consecuencias.
Y no es sólo en el tema de la energía. Cada pequeña decisión o paso que tomamos, se puede revestir de consciencia. Nosotros ya no buscamos información en Google, sino en Ecosia, para que la publicidad de nuestras búsquedas en internet permita plantar miles de árboles. Cuando vamos a reservar un vuelo o un apartamento, usamos Helpfreely para que se destine a las ONGs que decidamos un porcentaje de esa compra, sin aumento de precio. Y estamos a punto de librarnos totalmente de la banca tradicional, y gestionar nuestro dinero a través de banca ética como Triodos o Coop57, a la vez que les exigimos que den más pasos por colocar en el centro a las personas y no al dinero o a sus decisiones.
Sí. Lo sabemos bien. Como dice la canción de Rozalen, "Somos contradicción, y mucho del qué dirán". Pero podemos votar todos los días. Incluso varias veces. Con nuestro bolsillo. Con nuestro ratón. Preguntándonos qué hay detrás de cada compra o de cada click. Ello quizás nos alinee más con la solución que con el problema y la queja.


NOTA: Iniciamos hace unas semanas el apoyo solidario al proyecto de Yide Bikoue, de nuestros amigos Herminio y Deniz en Camerún. Ya sabéis que este post se publica, como todo lo que escribimos, de forma gratuita y en abierto tanto en nuestro Blog como en nuestro Patreon. Pero si te gusta lo que escribimos, te ayuda, te sientes en gratitud, y quieres también impulsar un mundo diferente para vivir con nosotros, puedes colaborar en nuestros proyectos solidarios colaborando con una cantidad simbólica (desde 1€/mes) en nuestro Patreon Solidario.

martes, 1 de mayo de 2018

Rimel por las mejillas

Siempre conmueve ver a alguien llorar. Y si es alguien cercano aún más. Los adultos no nos damos fácilmente esas licencias. Y menos aún en público. Por eso, ver a tanta buena gente cercana llorando a moco tendido, nos impresionó. Algo se debía estar removiendo en sus entrañas. 
Hay quien se pregunta qué tiene esta mujer para arrastrar a las masas. Le decíamos el otro día que su poesía y su voz remueven el alma de millones de personas, quizás porque nos tocan en aquello que todos tenemos y que todos ocultamos. A fin de cuentas vivimos en la época del "postureo", de la risa fácil, de los selfies y los falsos "me gusta", de instantes vacíos de cartón-piedra. Pero ella conecta con nuestra vulnerabilidad. Con aquel pecadillo que no hicimos y que debimos hacer. Con aquel niño o niña retraído o machacado a base de burlas. Con la ausencia de los seres queridos. Con la madre a la que tiranizamos a la vez que adorábamos. Con ese encuentro con uno mismo que siempre rehuímos o con el mundo que nos rodea y que dejamos a nuestros hijos. Con ese dolor anclado en los tuétanos del alma que nos empeñamos en maquillar, y que necesita ser sanado.
Recital del 30/4/18 en El Pimpi
de Málaga (foto Diario SUR)
Pero para eso están las lágrimas. Para limpiar. Para hacer consciente lo inconsciente. Para sorprender a quien las guarda bajo siete candados en el pecho. No hay terapia ni psicólogo que supere unas buenas lágrimas alumbradas por una voz y un poema mágico. Un buen par de ramblas, como dice ella, cayendo por las mejillas, por mucho rimel que dejen a su paso. 
Para eso están también las palabras auténticas. Un buen par de versos que te desmonten por dentro, y te pongan "patas arriba" el corazón. Para llenar de cordura este mundo loco de "manadas" enfermas, de dictadores perturbados, y de consumismo fácil. Nunca hemos creído en los portadores de palabras falsas, que dicen querer dialogar mientras apuñalan por detrás; que llenan de palabrería los rencores del pasado; o que usan el verbo para encubrir sus tropelías. Las palabras son pedazos de Dios, de Alá o del Universo, da igual como lo llamemos. Requieren su espacio y su tiempo. Requieren un ritual sagrado que les permita expandirse y hacerse uno con nosotros, hacerse carne con nosotros. Y Magdalena les da ese poder.
Nos daba apuro que, con zozobra, y con un pañuelo enjugando las lágrimas, tanta gente se nos acercara al final de sus recitales a darnos las gracias. ¡Darnos las gracias a nosotros! Si lo único que hacemos es compartir el enorme privilegio de tener amigos que impulsan un mundo mejor cada día. ¿Nos vamos a guardar un tesoro así? Los amigos no nos pertenecen. Tampoco las palabras. Ni siquiera los instantes mágicos.
Recital en el IES Juan
de la Cierva de Vélez-Málaga
Han sido días entrañables. Días de risas, de confidencias, de abrazos y de celebración. De poesía y de vellos de punta. De llegada de la primavera tras el oscuro invierno de la quimio y del quirófano. De celebración de la vida por encima de los miedos a la muerte. Del brotar de un pelo aún incipiente. Y de la ilusión por el aquí y ahora, por encima de hipotecas y de los vértigos de un futuro, quizás de renuncias y desapegos.
Anoche nos despedíamos cenando y trasnochando juntos en familia. Uno cena en familia con quien se siente hermano o hermana, aunque no tenga la misma sangre, y sus caminos se hayan cruzado antesdeayer. Son los privilegios de las palabras sagradas y de las lágrimas compartidas. Quién sabe si un día nos harán hermanos a todos los que habitemos ese mundo mejor que tanto anhelamos. 



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