Hace cuatro años que creamos este blog. Quienes ven por primera vez su estética piensan, a veces, que estamos pensando en mudarnos a otro planeta. Sin embargo, el viaje que iniciamos ya hace más tiempo es más largo y palpitante que el de una simple mudanza de galaxia. Y nuestra propia experiencia personal nos está llevando en cada parcela de nuestras vidas a un periplo tan intenso como apasionante, para el cual no hay peajes, aduanas ni pasaportes. Como brújula sólo la consciencia.
Las distancias en esta travesía a veces son enormes, pero no se miden en kilómetros ni en millas. Y cuando alcanzamos una nueva estación o un nuevo puerto en esa odisea, por muy diferente o distante que sea de paradas anteriores, damos gracias por las anteriores etapas. Sin ellas, no habríamos llegado a donde estamos hoy, y ambas son parte del mismo planeta VIDA. Donde estamos hoy no es ni peor ni mejor que donde estábamos ayer. Cada puerto tiene su sentido y localización dentro de esta excursión vital que todos, con mayor o menor recorrido, vamos realizando desde nuestra niñez.
Hay gente que nos pregunta cómo podemos ser tan distintos de aquéllos que iniciamos ese viaje. Cierto es que ha tocado desaprender mucho. Otros nos interrogan por el peso de la mochila, que parece cada vez menor. Pero sobre todo hay muchos que nos piden conclusiones sobre hacia dónde dirigimos nuestros pasos como humanidad. Difíciles preguntas para unos simples caminantes. Lo que sí es cierto, es que sin duda, y especialmente en los últimos años, en cada cruce de camino los viajeros parecen optar por dos direcciones claramente contrapuestas. Y no hay direcciones correctas o ganadoras. Sólo hay camino y evolución, aunque a unos nos lleve a un polo, y a otros al opuesto. ¿Hay un polo que suponga menos sufrimiento, más armonía y más paz? Sin duda. Pero eso no hace superiores a los que están en dicho polo, porque para llegar a él, probablemente tuvieron que recorrer antes el otro.
Eso es lo que nos ha sucedido en muchos viajes a nosotros. Así, en el viaje laboral, hubo un tiempo en que lo considerábamos un eje crucial de nuestra vida, entorno al cual giraba todo; hoy lo consideramos sólo un medio al que dedicarle un tiempo limitado, cada vez menor. En el periplo educativo, hubo un tiempo en que andábamos obsesionados por lograr las mejores condiciones para competir en el mercado laboral; hoy creemos que debe ser "sólo" un acompañamiento en el descubrimiento de los dones y talentos de cada uno y en el camino de la felicidad. Nuestro viaje del dinero también ha sido largo: antes quizás más centrados en "tener"; ahora vemos que a veces ese "tener" se convierte en obstáculo para "ser", con lo cual cada vez creemos más en el desapego, y curiosamente también el dinero fluye mejor. Para muchos, nuestro recorrido en la alimentación es quizás uno de nuestros viajes más llamativos: algunos fuimos carnívoros compulsivos, y ya desde hace muchos meses, sin estridencias ni fundamentalismos, hemos apartado los animales y el sufrimiento de nuestra dieta; nunca nos hemos sentido más sanos. También las noticias y los medios de comunicación han tenido su
recorrido: antes contrastando con muchos medios la información para encontrar una "verdad equidistante"; hoy creemos que la realidad no está en los telediarios, y a veces optamos por no informarnos y otras por localizar fuentes menos contaminadas. Ante la violencia de una masacre como la de Paris, antes quizás estuviéramos más cercanos al miedo, a la necesidad de acrecentar mecanismos de seguridad y defensa, y al "ojo por ojo"... pero hoy creemos en la necesidad de buscar reconciliaciones desde el origen de los conflictos. Igualmente la política ha tenido su recorrido en nuestras vidas: antes no veíamos alternativas a nuestra "partitocracia"; ya se sabe: "mejor malo conocido..."; pero hoy ya no tenemos miedo a recorrer otros territorios donde la cesión de soberanía del pueblo se ejecute de una forma muy distinta y con el ser humano como eje central. En nuestro viaje por la solidaridad, hubo momentos en que luchábamos contra las injusticias, cargándonos por oposición de la energía que las impulsa; quizás hoy preferimos dedicar las energías a construir otra realidad, preocupándonos menos por lo que caerá por sí mismo o por aquellos para los que la solidaridad es sólo una medalla más en su currículum.
En resumen: mil y un viajes, que nos han llevado en nuestro interior a recorrer años-luz de distancia, pero que no nos llevan a juzgar a quienes están en otras estaciones. ¿Qué dirección coger en cada cruce de caminos? ¿Hacia dónde va todo esto? ¿Vamos a mejor o a peor? Pregúntale a la brújula de tu consciencia y a tu tranquilidad interior. Son los mejores consejeros.